El futuro de hoy

Año 2048, avistamientos extraterrestres y comunicaciones telepáticas, sí, pero nada más lejos de la ciencia ficción al uso. La entrevista La entrevista(Salamandra Graphic), de Manuele Fior (Cesena, 1975), autor de la premiada Cinco mil kilómetros por segundo, habla «del conflicto generacional, de los cambios del tejido social, y las diferencias entre una y otra generación», aplicables a la sociedad actual.

«Lo vemos hoy por ejemplo con el matrimonio gay, que las familias tradicionales ya no son las únicas en la sociedad. También me fijé en la mía propia. Mi abuela era una campesina de una familia de 20 personas, en cambio yo no tengo hijos y he estudiado Arquitectura, como el padre de mi protagonista. Y ahí puse un guiño a mi vida: imaginé que él podría ser mi hijo dentro de 40 años, que se había ido de Italia a trabajar fuera, como yo». Y ese hijo imaginario es un hombre de mediana edad, cansado, al que le va todo mal, en crisis de pareja, que no se adapta a los cambios de un mundo en que los jóvenes no saben ni lo que es un lápiz o un libro, ni les interesa. «Podemos pensar que es apocalíptico pero yo sé que mi madre de niña aún escribía con plumilla y yo usaba la escuadra y el compás en la universidad y ahora todo se hace por ordenador...». Los jóvenes de ese futuro no tan lejano de su historia se rigen por la práctica de la libertad sexual y la no exclusividad emotiva en una especie de «parodia de la revolución hippy de los 60, para imaginar que una nueva generación puede conseguir lo que no logró la anterior».

El vínculo generacional lo establece el protagonista de La entrevistacon una joven, gracias precisamente a esas señales extraterrestres. «Me fascina la ciencia ficción y el cine de Kubrick o Spielberg y por eso quise huir de la imagen que suele vincularlos a una amenaza, a catástrofes y cataclismos, y opté porque esa presencia ayudara a cambiar las cosas y significara una evolución de la sociedad».

LA CRISIS ITALIANA / Porque en realidad, la sociedad que a Fior le gustaría cambiar es la de su país, que dejó para buscarse la vida en Berlín (hoy vive en París) porque se sentía «anulado». «En Italia, se vive una crisis, pero no es solo económica, es cultural y viene desde hace ya 20 años. Los jóvenes no pueden desarrollar sus aspiraciones y si no quieren renunciar a ellas deben irse. Hay gente con una formación increíble realizando trabajos deplorables. Eso no pasa en Francia o Alemania, donde hay un mundo cultural muy vivo».