CRÓNICA

Los recuerdos de Mocedades

El grupo encabezado por Izaskun Uranga revisó 45 años de canciones en Barts

Mocedades, en un momento de su actuación en la sala Barts.

Mocedades, en un momento de su actuación en la sala Barts.

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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H acía dos décadas que Mocedades no actuaban en Barcelona, y Barts se llenó el miércoles  para contemplar la nueva versión del grupo. Cambian las caras y las voces, pero se mantiene un repertorio sentimental cuyas raíces se remontan a los años 70, y un sello expresivo asentado en elegantes armonías vocales.

Cambian las caras, sí, porque en estos Mocedades solo hay un integrante de su etapa clásica (1973-84), Izaskun Uranga, y sus cuatro compañeros proceden de reclutamientos modernos. No solo no está la voz solista histórica, Amaya Uranga, que marchó en 1984, sino que el año pasado la última formación del grupo se partió en dos y Javier Garay, otro histórico, dirige ahora una versión distinta de Mocedades con el mismo nombre. Desconcierto rematado por otra evidencia: en El Consorcio hay mas exmiembros de Mocedades (cuatro, incluida Amaya) que en cualquiera de las dos versiones de Mocedades. Todo ello insinúa un vago aroma a disparate. Pero, en fin, esta rama dirigida por Izaskun, a falta de discos que actualicen su legado (su única entrega en casi 20 años fue un trabajo dedicado a Juan Luis Guerra en el 2007 solo editado en México), saben lo que deben hacer para estirar el legado y el aura del grupo y evocar aquellos tiempos lejanos.

HITOS PRIMERIZOS / La actual solista, Rosa Rodríguez, asumió parte del protagonismo en un repertorio que comenzó a andar con Charango y que pronto acudió a los inicios del grupo como Pange lingua, del primer disco, de 1969. Las depuradas armonías vocales seguían ahí, con Izaskun secundando con precisión a la voz principal en Tómame o déjame, la inocente La música y Secretaria. Piezas, estas últimas, que representan la esencia melódica de aquellos Mocedades primerizos, como Qué pasará mañana y Quién te cantará. Con Juan Carlos Calderón como compositor clave.

El tramo acústico, encabezado por La guerra cruel (y que incluyó versiones de James Taylor y The Mamas & the Papas), recuperó las esencias folk y nos libró durante un rato de los estridentes arreglos de sintetizador que acompañaron piezas como Has perdido tu tren y Sobreviviremos. Y en la recta final cayeron su versión de Somebody to love, de Queen, Amor de hombre y la eurovisiva Eres tú, camino de unos bises con Los amantes Adiós amor. Profesionalidad. Pero demasiadas caras irreconocibles.