Alaa Al Aswani: «Si lees literatura, nunca serás un fanático»

El escritor egipcio, uno de los autores más populares del mundo árabe, publica 'L'Automòbil Club d'Egipte'

Alaa Al Aswani, el pasado martes en la Setmana del Llibre en Català, que finaliza hoy.

Alaa Al Aswani, el pasado martes en la Setmana del Llibre en Català, que finaliza hoy.

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Alaa Al Aswani (El Cairo, 1957) explica que los fanáticos han atacado varias veces su consulta dental porque lo consideran hostil al islam (señala su vaso de whisky con hielo) «cuando eso no es cierto en absoluto». Y es que Al Aswani, uno de los escritores más populares en el mundo árabe, se significó a favor de la revuelta de Tahrir y del posterior derrocamiento del islamista Mursi. La primera de estas experiencias está presente en L'Automòbil Club d'Egipte (Edicions de 1984), una historia coral en torno de uno de los lugares el rey Faruk jugaba, comía y bebía sin freno a finales de los años 40, de los criados del selecto club (que el autor conoció cuando su padre, abogado del club, lo llevaba consigo en los años 60) y del dictatorial Kavu, el lacayo del rey al que todos temen.

-La sombra de Kavu, el jefe de los criados del rey, pesa sobre todos lospersonajes de la novela.

-Él es un personaje imaginario. Esta es una novela: una persona real más imaginación, igual a un personaje literario.

-Y una alegoría del poder...-Es el rey de los criados y el criado del rey. Para mi es un fenómeno humano: los jefes más despóticos son los más serviles con sus superiores. Otro fenómeno humano que se manifiesta en Kavu es que el dictador no es solo una mala persona sino que también aparece como un padre protector. Esa es una de las deformaciones que se producen tras muchos años de dictadura.

-En la novela los criados empiezan a murmurar contra el poder de Kavu pero al final solo una minoría se rebela. ¿Este miedo a la libertero fad hace referencia lo sucedido en los últimos años en Egipto?

-No se trato solo de miedo a la libertad. Es la difícil elección entre seguridad y comida y luchar por la libertad. Desafortunadamente, la mayor parte de la gente elige la seguridad y la comida.

-¿Hasta que punto el libro fue escrito bajo la influencia de la revuelta popular del 2011?

-Empecé a escribir el libro en el 2008, pero lo dejé parado cuando empezó la revolución y me pasé un año y medio en la calle. Fueron mis días de gloria. Cambié como persona. He escrito muchas veces la palabra pueblo pero solo entonces la entendí. Fue increíble, increíble. Vi como salía a la luz lo mejor de mi pueblo. Volví al libro y lo acabé a principios del 2013. Esa pausa fue muy útil porque me hizo muy fácil imaginar la mentalidad de quienes se rebelan.

-¿Esa descripción de la gente que prefiere la seguridad ante todo se refiere también a lo que sucedió después de que los militares expulsaran al presidente islamista Mursi?

-No, esa es otra historia. Lo que pasó es que un presidente electo canceló la Constitución. No puedes hablar ya de democracia después de esa persona diese un golpe de Estado presidencial y destruyese el sistema democrático. Ya no teníamos Parlamento, millones de egipcios protestaban en la calle y los islamistas empezaron a decir abiertamente que matarían a tantos infieles como pudieran. La intervención militar fue, para mí, muy positiva. Quien derrocó a Mursi fue la gente, y los militares intervinieron para salvar al país de una guerra civil. Por supuesto estoy en desacuerdo con algunas políticas de las actuales autoridades, pero lo que sucedió no fue un golpe militar clásico.

-Dice usted que una revolución sucede en las mentes. ¿Los cambios en la mentalidad egipcia hacen posible el regreso a un régimen autoritario, o una república islámica?-Absolutamente. Soy muy optimista, a pesar de mis desacuerdos con el Gobierno. Los egipcios son diferentes tras la revolución. No podrían aceptar a un presidente que cancele la Constitución. Y Egipto fue el país que inventó la idea del islamismo político pero creo que, el año pasado, fue también el primer país que acabó con ella.

-¿Cómo era la vida sexual en el Egipto de los 40? Hay personajes en el libro conservadores, otros que hablan muy abiertamente del sexo...-Hay diferencias entre lo que vivimos y de lo que hablamos. Quizá los egipcios hablemos menos de ello. Pero la vida sexual es interesante para mí en la novela. No puedes mostrar un personaje sin mostrar su vida sexual.

-¿La presencia del sexo, aun sin escenas muy explícitas, le ha supuesto algún problema?

-Sí y no. Habitualmente los lectores de literatura son de mente más abierta. Si eres un fanático, no te gustará la literatura, y si lees, nunca serás un fanático. Pregunté a los lectores si debía omitir o no las escenas sexuales mi novela Chicago. Casi el 95% de las mujeres me dijeron que no cambiara nada. Y solo el 70% de los hombres En esa novela una mujer instatisfecha pensaba en otros hombres mientras estaba en la cama con su marido. ¡Es lo que les gustaba menos a ese 30%, claro!