CRÓNICA TEATRAL

Magnético triángulo de Ibsen

El Espai Lliure ofrece una intensa versión libre de 'Hedda Gabler' a cargo de la Companyia Solitària

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JOSÉ CARLOS SORRIBES

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Hedda (Júlia Barceló) es una joven caprichosa, manipuladora, que vive en su mundo pero se aburre mortalmente. Y eso que se acaba de casar con Tesman (Pau Vinyals), un marido que se mueve al paso que le marca ella. Acaban de volver de su viaje de novios -¡de seis meses de duración!-,  han estrenado un ático con una terraza con vistas, pero con mala cobertura de móvil,  y es Nochevieja. No tienen ningún plan, pero la velada cambiará con la llegada imprevista de un viejo amigo, más de ella que de él, Loveborg (Pol López). Irrumpe asustado, atolondrado, porque dice que alguien le persigue. Bajo ese único triángulo de personajes, la Companyia Solitària ofrece en el Espai Lliure, tras su paso por el Temporada Alta del 2015, con el título de 'Filla del seu pare' una desacomplejada y magnética versión libre de 'Hedda Gabler'. Es una pieza capital de Henrik Ibsen, el dramaturgo de moda en la escena barcelonesa esta temporada.

Barceló, López y Vinyals se pusieron en manos de su otro socio en el grupo, el dramaturgo Aleix Aguilà, para ir a la esencia del clásico con toques actuales. Tanto que Aguilà ha reducido los siete personajes originales a solo tres. Los ha trasladado a un contexto contemporáneo, a la Catalunya de hoy además, explícito con la adicción exhibicionista de Hedda a la hiperconexión de las redes sociales. El quinto jinete de 'Filla del seu pare' es Pau Miró, autor de una dirección sólidamente ajustada con tres mayúsculos intérpretes. De Pol López, principalmente, y de Pau Vinyals siempre se ha hablado mucho y bien. Lo ratifican de nuevo. Júlia Barceló, mientras, despliega una soberbia interpretación con todas las contradicciones de una joven  marcada por el vuelo implacable de un vacío existencial hacia un trágico destino.

ATMÓSFERA ESPESA Y TOQUES DE HUMOR

No hay una versión de 'Hedda Gabler' sin la presencia de la pistola de su padre militar. En 'Filla del seu pare', solo empezar la obra, ella ya descarga un tiro en el salón del ático. Es el impactante disparo de salida de una atmósfera espesa que crece y crece hasta la asfixia. Porque Hedda, Tesman y Loveborg están muy perdidos. Ella maltrata por igual a su marido como a quien fue un antiguo amante. Ellos rivalizan de forma involuntaria como escritores, con ventaja para Loveborg. Autor de una primera novela de éxito, les presenta el manuscrito de otra, dice, aún mejor bajo la inspiración de un nuevo amor, Thea. Puro simulacro. La literatura no le saca de su aturdimiento.

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Entre la escritura de Aguilà y la dirección de Miró se perfila un montaje que nunca desfallece, con tres personajes en constante dialéctica y toques de humor que contribuyen a que el peso de la tragedia sea algo más liviano y no resulte tan excesivo. Con instantes tan surrealistas, por ejemplo, como cuando se refieren a la presencia de unos skaters en el entierro de una tía de Tesman. Complejos, los justos. Así se enfrenta a un 'ibsen' la Companyia Solitària.