Tusk concede a Cameron el 'freno de emergencia' que pedía para evitar el Brexit

El plan remitido a los 28 incluye la posibilidad exigida por el 'premier' británico de bloquear los beneficios sociales a los trabajadores europeos

File photo of European Council President Donald Tusk attending a news conference in Brussels

File photo of European Council President Donald Tusk attending a news conference in Brussels / YH/EMS

SILVIA MARTINEZ / BRUSELAS

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El acuerdo tiene todavía cocina por delante pero el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, considera que sus propuestas para renegociar el anclaje de Reino Unido en la Unión Europea ofrece un justo equilibrio y es una buena base para evitar el temido Brexit, la salida británica del club. El plan remitido a las 28 capitales europeas, incluye la posibilidad de que los parlamentos nacionales bloqueen legislación europea y el ansiado freno de emergencia, que es como se conoce al mecanismo, reivindicado por el primer ministro británico, David Cameron, para impedir dar ayudas sociales a los trabajadores europeos que se desplacen a las islas.

 Aunque la libre circulación de trabajadores es uno de los derechos consagrados en el Tratado, Tusk propone ahora crear un mecanismo especial de salvaguarda para bloquear los beneficios sociales a los trabajadores de otros estados miembros en caso de un flujo de “magnitud excepcional” de trabajadores “durante un extenso período de tiempo”. El Reino Unido tendría que notificar la situación a la Comisión y el Consejo Europeo podría autorizar restricciones por mayoría cualificada en el acceso al sistema de beneficios ligados al empleo durante un período máximo de cuatro años, según consta en el borrador. La propuesta también incluye que las ayudas por los hijos que no vivan en Reino unido se ajustarán al nivel de vida del país en el que residan, lo que significa en la práctica un recorte para todos los trabajadores procedentes de países con menos beneficios.

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Tarjeta roja

Además, Tusk ofrece otro goloso caramelo a Londres ante sus reticencias a más integración como es la posibilidad de que los parlamentos nacionales tengan mayor margen de maniobra para bloquear propuestas legislativas europeas. Es decir, los parlamentos podrán sacar lo que se denomina “tarjeta roja” a las propuestas comunitarias si consideran que no ofrecen beneficios para sus ciudadanos. Para ello, tendrán que pronunciarse en las 12 semanas posteriores a la publicación de la propuesta y sumar el apoyo del 55%, en la mayoría de los casos el visto bueno de 16 parlamentos según los cálculos de la Comisión Europea. El Consejo tendrá que o bien incorporar sus peticiones o desechar la propuesta.

El plan también contempla propuestas en relación a la gobernanza económica y la competitividad. Por ejemplo, los países que no pertenecen a la Eurozona no bloquearán la integración del resto pero Londres exige que sus decisiones no les impacten y que las medidas adoptadas para afrontar la crisis financiera no tengan un impacto en los estados miembros que no pertenecen al euro o no integren la unión bancaria. La oferta también incluye compromisos para reforzar el mercado interior y reducir la carta administrativa y la legislación innecesaria.

Cameron ha defendido la negociación como un "verdadero progreso" , aunque aún hay "trabajo por hacer y puntos que afianzar". El primer ministro británico ha subrayado que liderará la campaña a mantener Gran Bretaña en el Reino Unido si los líderes europeos respaldan el plan de negociación  y los indicios apuntan a que la consulta puede celebrase el 23 de junio. El viernes viajará a Polonia, uno de los países que más se resiste a los recortes en las prestaciones de los trabajadores extranjeros. Los euroescépticos ya se le han echado encima. "Ni siquiera ha merecido la pena esperar, es realmente patético", ha subrayado el líder del UKIP, Nigel Farage.