Cameron pone el 'Brexit' sobre la mesa de la UE

Cameron y Tusk, antes de un encuentro bilateral durante una cumbre de la UE, el pasado 29 de noviembre.

Cameron y Tusk, antes de un encuentro bilateral durante una cumbre de la UE, el pasado 29 de noviembre. / EFE / ERIC VIDAL

BEGOÑA ARCE / LONDRES

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El Reino Unido discutirá este jueves con los líderes de la Unión Europea (UE) en Bruselas la renegociación de los términos para la permanencia británica en la UE. El primer ministro británico, David Cameron, pillado como sus predecesores entre dos fuegos, -los socios europeos de un lado y los euroescépticos en casa de otro-, tratará de alcanzar un compromiso en materia de inmigración, la más conflictiva de sus exigencias, para poder defender la permanencia en el club europeo de cara al reférendum que ha prometido convocar antes de finalizar el 2017.

El primer ministro propone que los trabajadores llegados al Reino Unido  procedentes de la UE deban esperar cuatro años antes de poder cobrar algunos beneficios sociales. El Gobierno británico parte de la base de que las cifras de los inmigrantes de la UE al Reino Unido se han disparado y busca la forma de reducirlas, suprimiendo incentivos. “Los británicos necesitan saber que los cambios en el sistema de ayudas para cortar la inmigración europea va a ser un requisito irrevocable en la renegociación”, ha declarado Cameron.

Oposición del Este

La pretensión británica de limitar el acceso a los derechos sociales de los europeos de otros países es considerada entre los otros 27 socios comunitarios como una discriminación entre ciudadanos de la UE en función de su nacionalidad y un paso contrario al principio de libertad de movimientos. La oposición es especialmente férrea entre los países del este y el centro de Europa, los miembros más recientes y con mayor flujo migratorio. Estos países tienen el poder de bloquear cualquier cambio en los tratados. Alemania y Francia tampoco están convencidos. Nadie desea enredarse en una revisión de ese tipo, inevitable por otra parte, ya que la reclamación británica es jurídica y políticamente inviable bajo los tratados actuales.

En las últimas semanas ha habido indicios de que el Gobierno británico podría dar marcha atrás en esta demanda, que continúa sin embargo sobre la mesa. Los euroescépticos del Partido Conservador y en el UKIP ven en ello un signo de que lo que se ensaya en Bruselas es pura pantomima, que terminará con un pacto amañado. Un acuerdo decorativo para convencer a los británicos de supuestas concesiones logradas por Cameron de cara a la celebración del referéndum sobre la permanencia o salida de la UE previsto antes de que concluya el 2017.”Si el primer ministro no es capaz de persuadir a los países de la UE de darnos los cuatro años de espera para los beneficios de los inmigrantes, lo que consiga en la negociación será verdaderamente trivial”, afirma el diputado conservador, Steve Baker, que hace campaña por el 'Brexit', la salida del Reino Unido. .

Los partidarios del 'Brexit' aseguran contar con 136 diputados británicos en sus listas, más de un tercio de los 331 que poseen los tories en la Cámara de los Comunes. Más de un tercio también de los miembros del Gobierno-incluidos los ministros de Interior, Exteriores, Negocios y Trabajo- han mostrado su euroescepticismo.

Atrapado

“Cameron se ha metido él solo en una encerrona con los beneficios de los inmigrantes”, afirma Tim Bale, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Queen Mary de Londres. “Fue un hueso que le arrojó a los euroescépticos, sin pensarlo bien. Ahora, después de la promesa, tiene que conseguir algo. El problema es que cualquier cosa que logre puede terminar pareciendo peor que absolutamente nada”. La opinión pública británica también se ha ido deslizando hacía la puerta de salida y ahora son mayoría los que quieren marcharse. En el sondeo más reciente, publicado por el diario The Independent en noviembre, el 52% de los consultados apostó por dejar la UE.

Además de los recortes a la inmigración, la propuesta británica incluye asuntos como el mercado único, la competitividad y la integración europea. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, pidió ayer a los jefes de Estado y de gobierno de la UE que discutan las reclamaciones británicas “sin tabúes”. Las propuestas se abordarán durante la cena del jueves, “para ver si podemos allanar el camino a un acuerdo en febrero”, señaló Tusk. La cancilera, Angela Merkel, ha sido muy clara: "Queremos legar a un acuerdo con el Gobierno británico pra que ha pueda hacer campaña con éxito a favor del mantenimiento en la UE en el referéndum pero por otra parte no vamos a dar marcha atrás en los logros fundamentales de la integación europea", ha afirmado.