Nichola Sturgeon, la nueva cara de Escocia

Nichola Sturgeon, elegida sucesora de Salmond al frente del SNP, en Edimburgo.

Nichola Sturgeon, elegida sucesora de Salmond al frente del SNP, en Edimburgo.

BEGOÑA ARCE / LONDRES

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No hubo sorpresas. Ni siquiera hubo otros candidatos que compitieran contra ella. Nichola Sturgeon fue confirmada ayer como la nueva líder del Partido Nacional Escocés (SNP) y ministra principal del gobierno autónomo. Sturgeon tomará posesión oficial de ambos cargos el 14 de noviembre durante la conferencia anual que el partido celebrará en Perth. En ese momento reemplazará al carismático Alex Salmond, quien decidió dimitir tras la victoria del no en el referéndum sobre la independencia. La futura mujer fuerte de Escocia ocupaba hasta ahora el cargo de viceprimera ministra del Ejecutivo y era también la número 2 del partido desde el 2007.

Considerada como la cabeza pensante en la estrategia del , leal a Salmond, a quien considera su mentor, ambos hicieron campaña juntos, complementando ante los votantes sus personalidades tan diferentes. Ella fue el rostro más afable y cercano de los soberanistas, la que más posibilidades tenía de ganarse al electorado femenino, al que Salmond nunca logró seducir. «Será un enorme privilegio sucederle», declaró ayer tras ser confirmada su designación. Salmond respondió que su protegida «será totalmente capaz de hacer frente a cualquier asunto en el futuro. No necesita mi consejo».

A pesar de que el 18 de septiembre Escocia decidió seguir formando parte del Reino Unido, Sturgeon, de 44 años, predijo ayer que a lo largo de su vida verá llegar la independencia, por la que va seguir luchando. Ella ha descrito la misión de alcanzar la soberanía como una «persuasión paciente». Activa, incansable, su propia madre, concejala del SNP, cuenta que su hija jamás apaga el móvil, ni siquiera cuando está más relajada en casa.

Tímida y seria

La militancia de la nueva líder con los nacionalistas comenzó a los 16 años y continuó durante los tiempos de estudiante en la universidad, horrorizada por la política de Margareth Thatcher en Escocia. Se licenció en Derecho y trabajó un tiempo como abogada, pero su vida era la política. En dos ocasiones trató sin éxito de hacerse con un escaño en Westminster. Su carrera estaba en el Parlamento escocés.

Como responsable de la sanidad tomó medidas tan populares como abolir el pago por las recetas y revisar el cierre de algunos servicios de urgencia en los hospitales. Durante los preámbulos del referéndum, participó en las negociaciones con Londres para fijar los términos de la consulta, en lo que se conocería como el Acuerdo de Edimburgo. Tímida, según algunos demasiado seria, ha reconocido que la pérdida del anonimato y el que «la gente me mire cuando estoy comprando en el supermercado», es la parte de su trabajo que menos le gusta. Casada con el actual director ejecutivo del SNP, Peter Murrel, la pareja no tiene hijos y vive en Glasgow.

«Si hay una cosa de la que puedo ser acusada por mis detractores es de ser muy ambiciosa», ha dicho. «Pero mi ambición es por encima de todo el éxito de mi partido», ha declarado Sturgeon. Ella será la primera mujer que gobierne en Escocia, donde la política se ha convertido en un matriarcado. Otras formaciones, laboristas (Johann Lamont) y conservadores (Ruth Davidson), también tienen a mujeres como líderes, un ejemplo que no cunde en Londres.

Elegida en varias ocasiones «personaje político escocés del año», Sturgeon es una fan de la serie sobre política danesa, Borgen. El pasado año llegó incluso a entrevistar para la televisión escocesa a Sidse Babett Knudsen, la actriz que encarna en la pantalla a la primera ministro Birgitte Nyborg. Ahora es ella la gran protagonista, aunque el guión de su mandato está aún por escribir.