TENSIÓN SOCIAL EN COLOMBIA

Santos despliega el Ejército en Bogotá tras los graves disturbios

El Gobierno vincula la revuelta campesina con las negociaciones con las FARC

Una tanqueta de la policía antidisturbios dispersa a un grupo de manifestantes en Bogotá, el jueves.

Una tanqueta de la policía antidisturbios dispersa a un grupo de manifestantes en Bogotá, el jueves.

ABEL GILBERT
BUENOS AIRES

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El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, ordenó ayer el despliegue de tropas en las calles de Bogotá, después de los disturbios del jueves en la capital, convertida en un nuevo escenario de la protesta campesina. «Con los vándalos no habrá ninguna contemplación», afirmó.

En las inmediaciones de la plaza Boliviar, en el centro de la ciudad, ardieron llantas y volaron piedras. La policía disparó gases. Murieron dos personas y más de 100 resultaron heridas. Los daños en comercios, empresas y edificios públicos fueron cuantiosos. Pero Santos pretendía que su admonición resonara más allá de las calles bloqueadas y se escuchara en La Habana, donde el Gobierno y las FARC negocian el fin del conflicto armado.

Los analistas creen que todos perdieron con lo que ocurrió el jueves en Bogotá y otras ciudades. «Los ciudadanos que de buena fe salieron a las calles a manifestar su apoyo a los campesinos se vieron desbordados por una turba de maleantes que arrasaba con lo que se encontraba a su paso. El Gobierno se mostró errático y terminó endilgándole una capacidad de movilización social a las FARC que probablemente nunca han tenido», señaló la revistaSemana. Fue el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, el que vinculó a la guerrilla con el «jueves negro».

Santos dijo al país que la militarización de Bogotá no será una excepción sino una regla. «Así lo haré a partir de hoy en cualquier municipio o en cualquier zona donde sea necesaria la presencia de nuestros soldados», anunció. De momento, 50.000 soldados ayudarán la policía a mantener la movilidad en las carreteras bloqueadas por los campesinos desde que comenzó la protesta, el 19 de agosto. «Hemos ofrecido soluciones concretas y, cuando estamos a punto del acuerdo, alguien los instiga, no cabe duda de que hay grupos que no quieren que se llegue a ningún acuerdo», añadió. Los campesinos decidieron levantar los bloqueos pero negaron enfáticamente ser títeres de la insurgencia.

LAS REIVINDICACIONES/ La protesta que comenzó hace 11 días es más amplia, ya que involucra a cafeteros, cacaoteros, mineros, cultivadores de patatas, arroz, algodón, trabajadores sanitarios, transportistas, mineros y un sector de los estudiantes. No faltan la izquierda no armada, sindicatos y grupos que defienden el acuerdo de paz. Las reivindicaciones van desde mejoras económicas, acceso a la tierra, salud y agua potable, derechos laborales y el rechazo de las multinacionales en la minería.

SegúnSemana, Colombia ha atravesado uno de los días más contradictorios del proceso de paz. El martes 20, las FARC reconocieron por primera vez su responsabilidad en los daños que ha provocado el conflicto armado. Antes lo había hecho el Estado. Tres días después, el Gobierno propuso refrendar los acuerdos con la guerrilla en una consulta popular. Las FARC pidieron una «pausa» para analizar la iniciativa, que luego rechazaron. La semana terminó con la primera interrupción del diálogo desde su inicio.