EUROPA CONTIENE LA RESPIRACIÓN

Bruselas viste de silencio su preocupación ante el referendo

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, durante una rueda de prensa en Bruselas, el pasado 10 de septiembre.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, durante una rueda de prensa en Bruselas, el pasado 10 de septiembre. / GVW BS**LON**

MONTSE MARTÍNEZ
BRUSELAS

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vuelve a revelarse cierto que, a veces, el silencio dice más  más que las propias palabras. Actualmente, cuando los escoceses ya están votando si quieren independizarse, la Unión Europea (UE) calla y todavía no se ha pronunciado pública y oficialmente sobre el encaje de este posible nuevo escenario en el seno del club de los Veintiocho.

Más allá de declaraciones vertidas a título individual, Bruselas no ha aclarado -aunque sí ha dejado entrever su postura- si una Escocia independiente saldría inmediatamente de la UE y, de ser así, cuál sería el camino de regreso. Una información que, evidentemente, habría sido útil para los electores antes de introducir la papeleta en la urna.

La contestación oficial ante la reiterada pregunta es la intención de no hacer público un pronunciamiento al respecto. La oficiosa, que Bruselas no quita ojo de encima a Escocia con la callada esperanza de que sus ciudadanos, finalmente, decidan mantenerse en el Reino Unido y, de paso, no hacer temblar los cimientos de la UE tal y como está concebida. La preocupación por el devenir de las reivindicaciones secesionistas que afectan directamente a Estados miembros de la UE -Escocia, Catalunya, País Vasco, Lombardía, Flandes...- preocupa, y mucho, en el seno de la UE. Una preocupación que sus líderes han vestido de silencio por el momento con la estrategia de que la victoria del no en Escocia les libre de profundizar en el tema a la vez que enfríe los otros fuegos soberanistas.

Que no haya un pronunciamiento oficial no quiere decir que no se sepa por dónde van los tiros en los despachos del Gobierno de Europa.

A CONVENIENCIA / Durante esta semana previa al referendo escocés, quien más y quien menos se ha hecho eco de las declaraciones que realizó, hace más de medio año, el presidente de la Comisión Europea, ahora ya saliente, José Manuel Durao Barroso. «Si parte del territorio de un Estado miembro deja de ser parte de este Estado porque se convierte en un nuevo Estado independiente, los Tratados dejarían de aplicarse en ese territorio y el nuevo Estado se convertiría en un país tercero respecto a la UE, dijo». Es lo más reciente en lo que a posicionamiento de altos cargos de la UE con referencia a movimientos secesionistas. A Barroso ni se le ha oído una palabra al respecto esta semana.

En esta coyuntura, son legión los que interpretan los Tratados europeos a su conveniencia, ya que el hecho de que los mismos no den una respuesta clara al escenario del secesionismo abona todo tipo de elucubraciones alimentadas desde ambos lados.

Entre tanto, Bruselas calla.