UN MUNDO AÚN POR DESCUBRIR

... y como bodega

El envejecimiento de los vinos en el fondo submarino lleva años practicándose en la costa catalana

Vinos del fondo marino de cala Jòncols emergen a la superficie.

Vinos del fondo marino de cala Jòncols emergen a la superficie.

MÒNICA TUDELA
ROSES

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A la lista de productos naturales que atesora el Mediterráneo, hay que añadir uno que no es marino: el vino. Cala Jóncols, última cala de Roses, al lado de Cadaqués, esconde a 27 metros de profundidad una bodega submarina en la que el vino envejece en jaulas marinas. El responsable de la iniciativa, que pasa inadvertida a los bañistas, es el Hotel Cala Jóncols, un establecimiento que empezó a sumergir la bebida en octubre del 2009 en una experiencia pionera en España que llevó a cabo junto a la bodega Espelt de Vilajuïga.

El hotel ofrece el vino a sus clientes y también lo comercializa on line (www.calajoncols.com). Son blancos y negros de distintas crianzas de la bodega Oliveda que cuestan entre 22 y 110 euros. El hotel ha empezado a sumergir también cava. El último rescate del fondo del mar se llevó a cabo a finales de julio, cuando los submarinistas sacaron a la superficie una jaula que contenía 400 botellas y pesaba 500 kilos.

A 27 METROS DE PROFUNDIDAD / La crianza en Cala Jóncols se hace a 27 metros de profundidad «por sus condiciones estables de luz, poco oxígeno, una presión próxima a los 3 bares y una temperatura media de 16,3 grados», según sus responsables, que señalan que el mar confiere a los caldos unas características que no se encuentran en los vinos de secano. «En boca es ancho y fresco, con un final ligeramente yodado», explican.

Envejecer vinos bajo el mar se ha puesto de moda. «El concepto de vino subacuático atrae mucho», cuenta Michael Gómez, uno de los propietarios del Hotel Cala Jóncols. «Despierta gran curiosidad entre los clientes, no solo por el aspecto de las botellas, que se sirven tal y como salen del agua, con los restos orgánicos del mar adheridos al cristal, sino por la originalidad del sabor, que es diferente en cada botella», añade Gómez. El hotel vende 900 al año, 3.600 desde que empezó.

Las aguas del Pacífico que bañan Chile vieron nacer esta práctica que hoy en día se lleva a cabo en las costas de Croacia y en varios lagos de Italia. En Catalunya, cala Jóncols es el único lugar del Empordà con autorización de la Generalitat. En Catalunya también ha habido experiencias de crianza submarina de vino en varias poblaciones, entre ellas, Sant Carles de la Ràpita (Montsià) y Tossa de Mar (Selva).

En España, la iniciativa más conocida y con mayor proyección comercial es la del laboratorio submarino y el arrecife artificial instalado en la bahía vasca de Plentzia. También se investiga en municipios como Conil (Cádiz), Mazarrón (Murcia), Ronda (Málaga) y Calpe (Alicante), aunque solo algunas botellas que se cultivan bajo el mar en estas poblaciones se ponen a la venta. Algunas localidades proyectan también unir al cultivo de vino submarino paquetes turísticos que permitan a los clientes bucear para que recojan su propia botella. La intención del Hotel Cala Jóncols es repetir las experiencias de vino y cava submarinos con otras bodegas del Empordà.