TÚ Y YO SOMOS TRES

Indignados con la tele

FERRAN MONEGAL

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Accidentada conexión la que realizóJordi González(La noria, T-5) con su reporteraMilena Martín, destacada en la Puerta del Sol de Madrid. Los gritos de«¡televisión manipulación!»impidieron aMilenacontar la última hora de los acampados. Y aJordi, enfadado, se le calentó un poco la boca y les dedicó algunas perlas sobre la marcha:«¡Cuatro tontos están gritando y están interrumpiendo! ¡Son cortitos, son cortos! Tenemos una unidad móvil en la Puerta del Sol ¡y este es un programa de gran audiencia! ¡Milena, diles que están mejor callados! ¡Cuatro grillados, cuatro papanatas». Hombre, es posible queJordi, con la calentura natural del directo, no haya calibrado bien lo que pasaba. Que los indignados también estén indignados con la tele es natural y explicable. Durante estos 30 días de acampadas muchos programas, y muchos informativos de las plataformas televisivas, han dado muestras de notable mezquindad al abordar el movimiento 15-M. Tergiversaciones y silencios incluidos. Y no ha sido precisamenteLa noriaun programa que se haya distinguido en esta sospechosa ceremonia de retorcimientos: todas las semanas han conectado con las acampadas, y el tono ha sido bastante más respetuoso y equilibrado de lo que en otros programas, incluidas cadenas públicas, hemos visto y oído. De modo que esta indignación sobre la televisión probablemente es la cristalización de un sentimiento general. CuandoJordiadvertía, en tono de reproche:«¡Este es un programa de gran audiencia! ¡Estamos intentando contar lo que pasa!»,hizo, sin pretenderlo, un ejercicio de gran ingenuidad. Eso es precisamente lo que los indignados pretendían: dejar bien claro en un programa de gran audiencia que la tele también ha practicado la distorsión intencionada, indigna, sobre la auténtica razón de su movimiento digno.

UNA NIÑA LLAMADA MEI MING .-Celabra estos díasDocumentos TV(La 2) sus primeros 25 años de existencia. Y nos está pasando los trabajos que más han conmovido. El sábado reemitieronLas habitaciones de la muerte, aquella escalofriante visita a los orfanatos chinos. Han pasado 16 años, y este reportaje nos ha seguido impactando, golpeando, como lo hizo en 1995. Ese final con la niñaMei Ming esquelética, ojos llagados, retorciéndose de dolor, abandonada en un rincón, esperando que se muera para tirarla en cualquier sitio, nos ha seguido provocando la derrota y la vergüenza más absoluta.