La carrera hacia el Elíseo

Sarkozy planta cara a Merkel para neutralizar a Hollande

El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, en un discurso de campaña, ayer

El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, en un discurso de campaña, ayer / periodico

ELIANNE ROS / París

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Si no puedes con tu enemigo, únete a él. Algo así ha hecho Nicolas Sarkozy al sacarse de la manga, en su macromitin del domingo, la promesa de abrir un debate sobre el papel que debe jugar el Banco Central Europeo (BCE) para superar la crisis de la deuda. El presidente no ha dudado en corregir el rumbo y rebelarse contra las tesis de la cancillera alemana, Angela Merkel, y del Bundesbank, para intentar neutralizar a su rival socialista, François Hollande, que ha mantenido contra viento y marea su iniciativa -muy criticada al principio y hoy celebrada incluso por elFinancial Times- de renegociar el tratado europeo de disciplina presupuestaria para introducir medidas que impulsen el crecimiento.

De nuevo por detrás de Hollande en las encuestas cara a la primera vuelta de las presidenciales, el próximo domingo, Sarkozy parece haber comprendido que la clave no está solo en la seguridad y la inmigración. Quizá ha recordado la famosa frase que catapultó a Bill Clinton a la Casa Blanca: «Es la economía, imbécil», machacó el demócrata a su rival George Bush (padre).

Para conjurar el mismo destino que el republicano, el candidato a la reelección, además de dramatizar, --augura para Francia una tormenta financiera como la de España si gana Hollande- se ha concentrado en la receta para salir de la crisis. «Si el BCE no apoya el crecimiento, no habrá crecimiento. Europa debe asumir sus deudas, pero si elige la deflación, desaparecerá; hay que acordarse de los años 1930», previno en alusión a la crisis que llevó a la segunda guerra mundial.

RECHAZO ALEMÁN/ Por lo visto, el giro de Sarkozy no ha sido muy bien recibido al otro lado del Rin. La reforma del tratado europeo para imponer la austeridad fue fruto de una ardua negociación entre Merkel y el presidente francés, quien fracasó en su defensa de una mayor implicación del BCE para ayudar a los países endeudados y evitar su estrangulamiento económico. También topó con un categórico «no» de la canciller a la emisión de eurobonos.

La osadía de Hollande de querer revisar el tratado para ir en esta dirección -propone además invertir en grandes infraestructuras- llevó a Merkel a apoyar firmemente a su «amigo» Sarkozy. Fue un gesto que se demostró electoralmente nefasto. Así que el presidente no solo ha anulado su invitación a la cancillera a participar en su campaña, sino que ha optado por desafiar, con el mismo arrojo que su oponente, al gigante alemán.