El fin de las vacaciones

Otoño en verano

ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

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La memoria meteorológica suele ser frágil y pronto se olvida que julio del 2011 fue anormalmente fresco en Catalunya, tanto como el mismo mes de este año, o que en agosto del 2007 llovió a raudales, también comparable a lo que ahora está sucediendo, pero para encontrar un verano completo similar al actual, con una acumulación tan grande de días desapacibles, posiblemente habría que retroceder dos décadas. Incluso hasta 1984. «La anormalidad es que no se trata de un mes, sino de los dos», resume el meteorólogo Sergi Corral. Septiembre aún podría ser un mes presidido por el anticiclón e incluso alcanzarse las máximas del año, pero la probabilidad es lógicamente menor.

Aunque la irregularidad de los datos en enorme en función del observatorio, los dos meses del verano por antonomasia han tenido este año unas temperaturas por debajo de la media, sobre todo las máximas, y abundantes tormentas vespertinas, especialmente en Osona, la Garrotxa, la Selva, el Baix Empordà y comarcas vecinas. En Olot, por ejemplo, que ya suele tener los agostos muy húmedos, se han recogido en el bimestre prácticamente 300 litros por metro cuadrado, según datos hasta el jueves del Servei Meteorològic de Catalunya (SMC-Meteocat), lo que supone el doble de lo habitual (¡16 días con lluvia solo en agosto!). También han sido muy destacados los registros de Girona, con 271 litros en los dos meses, frente a la media climática de 104, e incluso de localidades poco acostumbradas a los veranos con lluvia, como Cervera, donde el pluviómetro ha llegado a los 110.

Tormentas de tarde

Las tormentas han sido abundantes y de una intensidad no registrada jamás en algunos observatorios del Meteocat, que no suelen superar los 30 años de vida. Así, en Vilassar de Mar (Maresme) se recogieron 44 litros por metro cuadrado en media hora el 29 de julio, mientras que, también en 30 minutos, en Vilanova de Meià (Noguera) fueron 56 litros el 22 de agosto. Ese mismo día, pero en el total de la jornada, los pluviómetros rondaron los 100 litros acumulados en Roda de Ter (Osona) y en Girona.

En la ciudad de Barcelona, las máximas en julio no superaron los 33o y este agosto aún han sido más bajas, ilustra Corral: «En algunos observatorios no han superado los 30o en agosto». De hecho, esta ha sido la tónica en muchos observatorios catalanes. Así, Banyoles marcó la máxima más baja de un día en julio desde la inauguración de la estación del Meteocat (19,7o, el día 7), mientras que en Castell d'Aro (Baix Empordà) tuvo una mínima de 12,1o el 27 de julio, que es también la más baja para el mes desde que en el 2000 empezó la recopilación de datos.

Como comenta Corral, todo forma parte de la variabilidad natural del clima: «El anticiclón de las Azores se ha situado un poco más al oeste y ello ha provocado que los vientos fríos tuvieran un pasillo para llegar hasta nosotros». La máxima del verano, según los datos del Meteocat, son los 37,6o medidos en Castelldans (Garrigues) el 17 de julio, muy por debajo de los 40o que se alcanzan casi todos los años.