Jardines para estresados

De un doctorado nació Citysens, un invento para asegurar la vida de las plantas de interior

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EVA MELÚS / BARCELONA

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Los jardines de interior de Citysens son verticales (sus módulos apilables ocupan solo 30 centímetros de ancho y hasta 1,50 de alto); son hidropónicos (la tierra ha sido sustituida por huesos de melocotón desechados por la industria del zumo); y son inteligentes (su sistema de riego automático, con absolutamente todos los nutrientes incorporados, tiene una autonomía de hasta 30 días y puede controlarse mediante un temporizador wifi). Son, por tanto, una alternativa muy útil para aquellas personas que quieren poner una nota verde a su vida pero no disponen de espacio, de tiempo ni de habilidades botánicas. Además, encajan en cualquier decoración (se comercializan, de momento, en blanco y negro) y no son caros (el modelo de cuatro pisos costará en tienda unos 120 €).

El proyecto tiene su origen en el trabajo de campo del doctorado de Xavier Rius, investigador de la Facultad de Química de la Universitat Rovira i Virgili. Ahora ha iniciado una campaña de micromecenazgo en Verkami para financiar las primeras unidades y llegar a las tiendas en diciembre. En las primeras 48 horas, la propuesta alcanzó el objetivo inicial de 10.000 euros y se amplió la meta hasta los 25.000, una cantidad que espera alcanzar antes del 13 de noviembre.

Su historia arrancó en 2008. Después de realizar un Máster sobre química verde en Inglaterra, Rius había pasado un año trabajando en Tarragona. «De repente, estalló la crisis. Todos me recomendaban que me marchara a Alemania e intentara buscarme la vida allí, pero yo decidí quedarme», recuerda.

Rius se incorporó al equipo de investigación en quimiometría, cualimetría y nanosensores de la Universitat Rovira i Virgili e inició su doctorado. Durante cuatro años, analizó el agua de riego de las plantas del jardín hidropónico del laboratorio. Su objetivo era estudiar los nanosensores presentes en el agua, puntos sensoriales de funcionamiento apasionante que aportan millones de datos en tiempo real sobre, en este caso, las carencias y necesidades de una planta. «Ya estaba acabando la tesis, cuando se me ocurrió que podía ser un negocio», explica.

DEL LABORATORIO A LA EMPRESA

A la hora de convertir un proyecto de laboratorio en una idea empresarial fue clave el encuentro de Rius con Francisco Andrade, fundador del Innovation Hub de la Universitat Rovira i Virgili, una iniciativa que promueve la colaboración para convertir ideas innovadoras en oportunidades de negocio y proporciona asesoramiento a los emprendedores. «La primera idea que trabajamos con Andrade fue comercializar los sensores químicos que aportaban información sobre las plantas, pero la gente nos decía que su verdadero problema era que las éstas se les morían», explica. «Vimos que lo que podría funcionar eran jardines adecuados para el nuevo estilo de vida urbano, que dieran respuesta a problemas de tiempo, de espacio y de habilidades», añade.

A través del Innovation Hub, Rius conoció también a Pär Blanquink, el diseñador industrial sueco que esbozó la primera idea de los Citysens y que después remataron en la agencia Lúcid de Terrassa. 250 entrevistas con voluntarios y cinco prototipos sirvieron para crear el primer diseño viable en julio de 2013 y para ganar el Premio Tarragona Smart City en la categoría de eficiencia energética y sostenibilidad, en diciembre. En noviembre de 2014, Citysens resultó también finalista en los Premios Red Emprende.

Con el aval de los primeros éxitos, Rius se lanzó a la búsqueda de posibles ángeles inversores. «Pero lo que nos dijeron es que aún debíamos desarrollar más el modelo de negocio y seguir trabajando. Así que fue lo que hicimos», explica Rius. El modelo de negocio, la clave según Rius, se ha ido definiendo en horas de mentorización y de trabajo con la aceleradora Start-up Catalonia.

El julio de este año se constituyó oficialmente Citysens Designs S.L, con un capital inicial de 60.000 euros. Rius se asoció con su padre, el profesor universitario Xavier Rius, y con Andrade. Un centro especial de trabajo de El Vendrell, la Fundació Santa Teresa, se encarga del montaje de las piezas de propileno, que vienen de Valencia. «Para nosotros era importante, en la medida de lo posible, trabajar con productores locales», asegura Rius. El producto ha sido una de las novedades de la última feria Iberflora.