DESEMBARCO EN UNO DE LOS MAYORES Aeropuertos españoles

Ryanair se estrena en El Prat con amenazas a Girona y a Reus

AGUSTÍ SALA
BARCELONA

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El temor se convirtió ayer en amenaza. Ryanair, la aerolínea irlandesa líder en vuelos baratos (low cost) en Europa, reducirá su actividad en los aeropuertos de Girona y de Reus, las dos únicas bases con las que contaba en Catalunya hasta que ayer comenzó a operar desde Barcelona, si no se rebajan sustancialmente las tasas y costes que paga la compañía.

El consejero delegado y principal accionista de la aerolínea irlandesa, Michael O'Leary, aprovechó ayer una rueda de prensa para presentar el comienzo de las operaciones de la compañía en el aeropuerto de El Prat para lanzar un mensaje contundente: «A igualdad de costes y de tarifas, la gente elegirá Barcelona», advirtió. O'Leary admitió que mantienen negociaciones con AENA y con la Generalitat, pero sin el objetivo de obtener ayudas «sino unos costes de operación más bajos».

En la campaña de invierno, la compañía suma la opción de Barcelona, con 23 rutas, y Girona y Reus, que dependen casi en exclusiva de Ryanair, verán reducir las frecuencias semanales de vuelos el 36,8% y el 15,2%, respectivamente. Si no se resuelve la cuestión, Girona y Reus sufrirán una pérdida gradual de pasajeros que O'Leary cifró entre el 5% y el 10% anual.

Ante estas afirmaciones, el consorcio del aeropuerto de Reus, que agrupa a los principales agentes económicos e institucionales del Camp de Tarragona, se reunió de urgencia y decidió apostar por atraer nuevos operadores y mercados. No se ahorraron críticas a Ryanair, cuyas declaraciones causaron malestar. El delegado del Govern en la zona, Xavier Sabaté, dijo que el Ejecutivo debería poner freno a «las peticiones infinitas» de la compañía.

En Girona, donde la aerolínea tiene un convenio con las instituciones en vigor hasta diciembre del 2011, la urgencia es menor. Con todo, la Diputación y la Cámara de Comercio de la ciudad se han declarado «alerta» para evaluar el impacto de las decisiones de la aerolínea y se prevé celebrar una reunión sobre la cuestión la semana que viene.

O'Leary aseguró que «AENA tiene una estructura de costes sin sentido». Esta se traduce en que tanto los aeropuertos que este organismo califica como de primera categoría (Barcelona), como los que tiene calificados como de segunda (Girona) y tercera (Reus) cobran sumas similares a las compañías y muy altas comparadas con otros aeródromos europeos, explicó.

Según el principal directivo de Ryanair, los costes de El Prat son justificables, en especial tras la multimillonaria inversión realizada en el T-1 y por el volumen de tráfico que mueve. No entiende, en cambio los costes de los aeropuertos de Girona y Reus. «La terminal de Girona la construyó Franco, ¿por qué el coste actual es tan alto?», se preguntó.

PRIMERA EN ESPAÑA / Antes de su intervención, O'Leary posó con una camiseta en la que la compañía se declara la primera en España. Y es que en julio consiguió por primera vez en un mes transportar a más pasajeros que Iberia: 2,98 millones; frente a 2,77 millones de la española --aunque no se incluyen los 1,68 millones de su participada Vueling-. Es por ello que bromeó acerca de esa rivalidad: «Ryanair ganará a Iberia como el Barça lo hizo con el Real Madrid».

La compañía inició ayer sus actividades en el aeropuerto de Barcelona con un vuelo a Palma. Prevé transportar un total de 2,5 millones de pasajeros al año y calcula que los duplicará «en unos dos o tres años».

Durante la facturación de los primeros vuelos, algunos pasajeros poco habituados a volar con esta compañía se vieron forzados a redistribuir el contenido de sus equipajes o a vestirse con alguna ropa que habían puesto en la maleta para cumplir con las normas. Cada pasajero puede facturar dos bultos de 15 o 20 kilos, según temporadas y trayectos, con un coste de 15 a 40 euros, también según estas variables.

Otros clientes de vuelos de ayer que no llevaban impresa desde casa la tarjeta de embarque descubrieron que tenían que pagar 40 euros en concepto de tasa de reemisión de ese documento. Esa cantidad supone en muchos casos multiplicar por varias veces el precio del billete.