Lila Downs y Julieta Venegas, duelo 'mex'

Las dos cantantes protagonizan esta entrevista a dúo en plena gira por España con sus respectivos nuevos discos

Lila Downs, de promoción de su reciente disco en Madrid.

Lila Downs, de promoción de su reciente disco en Madrid. / JOSÉ LUIS ROCA

NÚRIA MARTORELL / BARCELONA

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Desde México, en clave femenina y combativa. Lila Downs (Tlaxiaco, Oaxaca, 1968) y Julieta Venegas (Long Beach, California, 1970, criada en Tijuana) han pasado por Madrid para promocionar sus respectivos trabajos: 'Balas y chocolate' (Downs lo publicó en primavera) y 'Algo sucede' (Venegas lo lanza en agosto). Las fotos de ambas se hicieron en la sede de la discográfica que comparten. Y ambas contestaron a las mismas preguntas. Una entrevista mex a dos voces.

-Jugando con el título del disco de Julieta Venegas, ¿qué sucede ahora en sus vidas?  LILA DOWNS:

 Hay mucho movimiento dentro de mi ser porque creo que la muerte –mi esposo ha estado a punto de fallecer– te hace reaccionar. No hay nada más fuerte que ver de cerca el final para que valores la vida. Ahora ya está bien. Le diagnosticaron una cardiomiopatía dilatada. Me gusta decir que eso significa que tiene el corazón muy grande; que es un hombre muy querendón [risas]. [Su marido, el norteamericano Paul Cohen, es saxofonista y director musical de su banda].

JULIETA VENEGAS: Sucede que estoy viva. Eso es lo que significa para mí este título. Pueden sucederte cosas buenas, malas, puedes tener sorpresas... y esto es precisamente lo lindo de la vida. Esto es estar viva. En todas las canciones exploro diferentes tipos de emociones y de momentos, de ahí que se me ocurriera esta reflexión como titular.

-Ambas fueron madres curiosamente el mismo año: el 2010. ¿Hasta qué punto les ha cambiado la vida? L. D.:

 Traté de tener un hijo y no pude hacerlo por mí misma, así que me sentí muy feliz cuando adoptamos a Benito y pudimos abrazarlo. Tener un hijo es nutritivo para el corazón y para el alma. La maternidad me ha vuelto más compasiva. Y me ha enseñado a enojarme menos, especialmente con los varones. Ahora soy más tolerante y más dulce con los señores.

J. V.: [Cuando nació su hija se declaró madre soltera, pero tras una larga batalla judicial el músico argentino Rodrigo García logró que se le reconociera como padre] ¡Anda que no me ha cambiado la vida la llegada de Simona! Y a todos los niveles. Empezando por el embarazo, con el cambio físico que implica, y acabando por cómo la vida se adapta a este recién llegado y a sus necesidades. Tener un hijo te obliga a reacomodar todas las prioridades.

-La situación política, social, el drama de la inmigración y la impunidad de los gobernantes siguen siendo temas recurrentes cuando se habla de México. Las dos hablan de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa. Julieta Venegas, en la canción 'La explosión'. Y Lila Downs, en 'La patria madrina' [que interpreta a dúo con Juanes]. L. D.:

 Empecé a componer La patria madrina hará mas de un año, como si fuera una premonición. Y cuando me levanté y escuché la noticia de estos pobres 43 estudiantes desaparecidos... Es tremendo abrir el día con una noticia tan oscura y dramática. Pensé que tenía que buscar una frase que me ayudara a pensar que esta situación tiene que mejorar. Que si todos entramos en un mantra, podíamos intentar cambiar la situación. Y fue así cómo surgió el estribillo: “Y todo amaneció, mejor, mejor...”. El caso Ayotzinapa es uno de los más terribles que han ocurrido en Latinoamérica. Y la gente está harta. La cuestión es cómo creer en las bondades, en algo que está por venir y que será bueno. Y para que esto ocurra hay que seguir trabajando.

J. V.: México es un país muy grande y complejo. Cada día nos toca preguntarnos cómo ayudar a que tantas cosas sean diferentes... La corrupción es tan endémica. Y el narcotráfico sigue creciendo sin parar. Como sociedad, no sabemos hacia dónde caminar. Lo que está claro es que no puedes acostumbrarte ni mirar a otro lado. Hemos de lograr reconstruir este país, corregirlo.

-La escritora y activista mexicana Elena Poniatowska (Premio Cervantes 2013), asegura: "La salvación de México está en manos de la cultura y la educación, más que en el petróleo y los partidos políticos, que todos son una mierdita". ¿Están de acuerdo? L. D.: 

¡Totalmente! Si hubiera más arte y educación, y en más partes de México, sería muy diferente. Apoyar a los niños y jóvenes para que vayan a la escuela y a la universidad debería ser prioritario. Mientras tenga vida, seguiré reivindicando estas cosas en mis canciones, y seguiré hablando del origen del cacao, del maíz y de la tortilla.

J. V.: Coincido plenamente con Elena Poniatowska. Uno de los más graves problemas de México es precisamente la falta de educación y de oportunidades para un montón de niños, jóvenes y adultos. Si la gente no tiene educación, la cultura se va a quedar siempre en un segundo plano. Hay que encontrar la fórmula para que tengan acceso al aprendizaje, para que puedan crecer a través de él.

-Frida Kahlo ha sido y es un claro referente de estilo de mujer fuerte e independiente. ¿Qué es lo que más reivindican de su figura tan icónica? L. D.: 

Tantas cosas... Ella estaba en el futuro, era una adelantada a su tiempo. Siempre me ha impactado cómo en su pintura convive la expresión triste con la celebración.

J. V.: Para mí representa la mujer mexicana fuerte y aguerrida. Hay muy pocas como ella y su figura se ha sobreexplotado. Era una mujer magnética, que sufrió demasiado y luchó muchísimo, sabiendo salir adelante ante tantos obstáculos.

-Hay otra visión muy extendida de la mujer mexicana totalmente alejada a Kahlo: la sumisa que triunfa en los culebrones.  L. D.: 

Muchas mujeres en los culebrones y en la vida real adquieren una postura de sumisión que dudo mucho que sea la que realmente quieren. Es fácil caer en esta postura. En México y en cualquier lugar. Y es cuando de nuevo sacaría el tema de la educación, tan básica para hablar con voz propia. Para saber que existen herramientas y cómo utilizarlas para dejar de ser una mujer sumisa. Muchas jóvenes no tienen este privilegio, y me parece muy triste.

J. V.: Los culebrones es lo que la gente más consume. Por lo tanto, estas mujeres son un triste referente. Muchas las ven y quieren ser como ellas. La televisión, por desgracia, es un gran instrumento para alimentar la ignorancia. Y estoy muy en contra. Yo ni siquiera veo culebrones. La mujer sumisa, hecha al hombre, al macho mexicano, es un cliché que, para más inri, todo el mundo toma como cierto. Lo que genera muchos problemas. Las mujeres mexicanas hemos cambiado mucho. Por dentro y por fuera.

-¿En las rancheras se reconoce el auténtico carácter mexicano? L. D.: 

Pues es difícil de contestar. Algunas son demasiado machistas, todo hay que decirlo. Pero al cantarlas yo, se vuelven otra cosa [risas].

J. V.: Sí que hay algo del carácter mexicano en las rancheras. Esas letras despechadas, enojadas... Aunque también representan cosas que no me gustan, como la figura del macho borracho.

-¿Hasta qué punto el chamanismo ha sido importante en su vida?

L. D.: A mí me ha salvado la vida. He recurrido a chamanes muchas veces. Doña Queta, una conocida curandera de Oaxaca, fue la que relacionó mis problemas con la voz con las dificultades para ser madre. Me aconsejó una serie de tés que debía tomar durante seis meses ¡y que encima me rejuvenecieron! Y me recomendó que hablara con mi cuerpo: con mis riñones, con el estómago... Que les pidiera perdón. Fue un gran diálogo.

J. V.: El mundo de los curanderos y de los guías espiritulaes es bastante ajeno a mí. Yo crecí en una familia que practicaba el catolicismo y he buscado la espiritualidad por otras vías.

-¿Qué relevancia tiene ganar un Grammy? L. D.: 

[Consiguió el Grammy al Mejor Álbum de Música Regional en el 2013 con 'Pecados y milagros' y varios Grammy Latinos: Mejor Álbum Folclórico por 'Una sangre', en el 2005; 'Palabras y milagros', 2012, y 'Raíz', en el 2014, disco que le granjeó también la distinción de Álbum del Año]. Los Grammy son premios que siempre agradeces. Es magnífico que tu gremio aprecie lo que haces y lo entiendan, aunque en un princpio les parezca que hablas en un lenguaje extraterrestre [risas]. Son reconocimientos que, además, te permiten llegar a más gente.

J. V.: [Con 'Limón y sal', el disco que la catapultó, ganó un Grammy al Mejor Álbum Alternativo y un Grammy Latino al Mejor Álbum de Pop, en el 2007. Tres años antes ya había logrado este mismo galardón con 'Sí']. Se agradece ser reconocida por la industria, pero no me despierto por la mañana diciendo: "¡Ojalá gane un Grammy!". Es currículo pero es algo que no te cambia la vida.