PRESIDE LA FEDERACIÓ D¿ENTITATS DEL POBLE SEC

Amadeu Quintana: «El Poble Sec siempre será mi casa»

El pulso del barrio Al frente de las entidades del Poble Sec, Amadeu Quintana conoce bien el barrio. Ahora se va al Maresme, pero se lleva la medalla de honor de Sants-Montjuïc.

«El Poble Sec siempre será mi casa»_MEDIA_1

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JORDI TRENZANO
BARCELONA

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Amadeu Quintana (Barcelona, 1961) ha dedicado toda su vida al Poble Sec. Pasear apenas unos metros con él en alguna de las empinadas calles del barrio significa verle saludar a diversos vecinos en pocos metros de recorrido. Ha visto cambiar de cara al barrio al frente de la Coordinadora d'Entitats del Poble Sec, de cuya presidencia se apeará el año que viene: Por motivos personales, se va a vivir al Maresme. Pero su trabajo ha dejado huella y por este motivo se ha ganado la medalla de honor de Sants-Montjuïc del 2011.

-Ha recibido la medalla del distrito de Sants-Montjuïc.

-Es un reconocimiento que ni lo he buscado ni pedido. Es un orgullo que mis conciudadanos consideren que lo merezco. Pero se lo dan también a la coordinadora, que tiene así su reconocimiento.

-¿Para usted que es el Poble Sec?

-El Poble Sec siempre será mi casa.

-Su madre ya tenía una tienda aquí…

-Sí, una tienda de tejidos, de ropa, sábanas, medias... Una tienda de toda la vida en la calle de Blai.

-¿Cómo ha evolucionado el comercio en el barrio?

-En los 60, que fue bastante bien, porque estaba ligado a las barracas, que constituían otro barrio encima del Poble Sec, donde se compraba ropa, comida… Calles como Salvà y Roser eran muy comerciales. Era habitual que hubiese muchas tiendas hasta en la calle de Magallanes.

-Las barracas estuvieron allí hasta los años 70. ¿El vecino se integró en el barrio?

-Hubo una parte que sí, aunque la mayoría fueron trasladados a zonas como La Mina. Conozco bastante gente que vivían en las barracas y ahora tienen comercios o que han ligado toda su vida al barrio.

-La Coordinadora d'Entitats se creó en 1989. ¿Con qué intención?

-Llegó un momento que el comerció se moría y con él la vida social del barrio. En los años 80, tras el boom de la democracia y sus esperanzas, se empobrece culturalmente. Siete entidades crearon una coordinadora en 1989, la idea era una coordinadora cultural, pero con el tiempo se ve que juntos se cubre todo lo social además de lo cultural. En 1995 había 30 entidades federadas, nos vemos capaces de hacer más cosas y buscamos a todas las entidades, objetivo que se fue logrando. Ahora somos más de 100 entidades. Hemos recuperado el calendario festivo, celebraciones de tradición catalana y utilidades sociales como elnadal solidari. También potenciamos una fiesta mayor que se había empobrecido, y que ahora es potente.

-Es un barrio con mucha inmigración.

-Sí, aunque ahora estamos lejos de cuando llegamos a tener cerca de un 30% de inmigración, hace unos cuatro años. Era un inmigrante pobre que llegó en poco tiempo, algo que cuesta afrontar. Lo que hicimos en la coordinadora era plantearnos ayudar y creamos con el ayuntamiento la plataformaPoble Sec per tothom, con proyectos de acogida, desde la Fira d'Entitats, la Fira de Cuines del Mon y un plan de acogida. Hemos intentado generar una relación de toda la vida con el nuevo inmigrante. Ahora mismo en la coordinadora está integrada la mezquita, una asociación de vecinos de Paquistán y la Associació Pablo Neruda de Chile.

-El carrer de Blai reconvertido en rambla ha cuajado…

-Fue idea de los vecinos. Convertir la calle en peatonal permitía que una parte central del barrio tuviera un eje que permitiese que la gente no bajara hasta el Paral·lel sino que fueran a lo ancho del barrio. Se planteó lo mismo en la calle del Roser como eje comercial, pero los comerciantes no tuvieron la valentía de pedirlo, temían que sin pasar coches nadie vendría a comprar. También se proyectó seguir hasta la calle de Cabanes, pero la crisis no lo permitió.

-Pero también hay problemas.

-Blai puede morir de éxito. Tiene 22 o 23 terrazas que con la prohibición del tabaco se dejan abiertas todo el año por necesidad de los hosteleros lo que genera un coste social: es una calle estrecha y el ruido sube. Hay vecinos a quienes les molesta y por eso están enfadados. Encontrar el equilibrio es difícil. Si el Paral·lel tira, Blai irá a más. Estos años que se ha hecho la Festa del Paral·lel y la Mostra d'Entitats, la calle de Blai ha acogido a mucha gente.