Memorias de una vuelta

Anna Corbella revive su segunda Barcelona World Race mientras se recupera de su secuela en la rodilla

Anna Corbella se recupera de la lesión que sufrió en la rodilla, en Vallvidrera.

Anna Corbella se recupera de la lesión que sufrió en la rodilla, en Vallvidrera. / periodico

JOAN CARLES ARMENGOL / BARCELONA

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Casi dos meses después de haber acabado en tercera posición la Barcelona World Race (vuelta al mundo a vela a dos) con el Gaes Centros Auditivos, el pasado 1 de abril, la navegante catalana Anna Corbella, recién cumplidos los 39 años, aprovecha que se está recuperando de la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha sufrida en la última semana de regata para meditar sobre la aventura que vivió en compañía del regatista de L'Escala Gerard Marín (33 años), con el que completó el dúo de patrones más jovenes de la prueba. Corbella nos deja aquí sus reflexiones sobre su segunda vuelta al mundo y sus proyectos de futuro.

LA COMPETICIÓN

LA LUCHA POR 'RASCAR' EL SEGUNDO PUESTO 

Tanto Gerard como yo teníamos muy claro que era muy importante completar la regata, acabar. Pero cuando vimos la posibilidad de acabar en los puestos de podio, e incluso rascar una segunda posición con la parada del Neutrogena Neutrogenade Guillermo Altadill José Muñoz, para reparar el barco, te dices: esto no lo podemos dejar escapar. Lo tuvimos muy cerca, pero siempre fuimos conscientes de que teníamos un barco que tenía problemas y no podíamos apretar más de la cuenta porque nos jugábamos no acabar. El segundo puesto lo perdimos en un anticiclón en el Índico Sur, donde estuvimos tres días totalmente encalmados. Parecía Mallorca en agosto, y no los temibles Cuarenta Rugientes. Fue como entrar en boxes, y aprovechamos para reparar el barco. Nunca se sabe si fue mala o buena suerte, porque a lo mejor sin esas reparaciones no hubiéramos podido acabar.

EL RECUERDO

EL PASO POR EL CABO DE HORNOS ES LO MÁS INTENSO 

Puede parecer un tópico, pero al final el momento más intenso de esa vuelta al mundo fue el paso por Hornos, porque es el momento que sabes que has dejado atrás la parte donde más angustia, nervios y estrés has pasado. Cuando ves la silueta mítica de la punta sur de América sientes una emoción inmensa, es un momento muy bonito y divertido. El Cabo de Hornos es como un embudo, donde confluyen muchos fenómenos meteorológicos, y donde chocan dos océanos siempre hay muchas corrientes y mucho viento. Lo celebramos con jamón y una botella de vino, como los dos pasos del Ecuador, en que hay que brindar por Neptuno para que te deje pasar al otro hemisferio.

DE REGRESO A CASA

EN EL ATLÁNTICO VUELVE A HABER VIDA HUMANA 

Después de casi dos meses sin ver ni hablar con nadie más que con mi compañero, pasar el Cabo de Hornos y entrar en el Atlántico te da la sensación de volver a ver vida humana sobre el planeta Tierra. Me ilusionó ver un helicóptero en Hornos, con las cabecitas de los que nos filmaban, y hablar por radio con un barco de la Armada chilena que no podía salir por las condiciones del mar, aunque nosotros sí estábamos ahí navegando. El primer barco de carga que vimos apareció como un fantasma detrás de las nubes, y luego, a la altura de Brasil, ya empieza a haber más tráfico de mercantes y dejas de ver solo aves, tortugas y algún tiburón.

LA ECOLOGÍA

EL MAR, UN SER VIVO QUE NO SE PUEDE MALTRATAR 

Durante la vuelta al mundo te pasas dos meses y medio sin ver a ningún ser humano, es verdad, pero rastros humanos los hay en todos los mares. La porquería flotante está en todas partes, porque las corrientes la pueden llevar muy lejos. Cuando tiras algunas cosa al mar, nunca sabes dónde irá a parar, pero una cosa sí que sabes con toda seguridad, y es que estás haciendo daño y perjudicarás, seguro, al ecosistema o a algún animal. Mi creencia, casi una superstición, es que el mar es un ser vivo, y si lo maltratas, después él te maltratará a ti. Nosotros, como todos los regatistas, teníamos mucho cuidado en no lanzar nada al agua que no fuera puramente orgánico.

LA NATURALEZA

UN ARCO IRIS BLANCO, AVES Y PUESTAS DE SOL 

Nunca me cansaría de hacer fotos a las puestas de sol como las que vimos durante la vuelta al mundo. Allá en el Sur, bajo la latitud 40, la luz es distinta, hay un contraste de colores muy bestia y las puestas de sol son increíbles. Una noche vimos un arco iris de noche, con la luna. Salió un arco perfecto, pero no de colores, sino totalmente blanco, como si fuera un puente en el que unos extraterrestres nos vinieran a buscar. Impresionante. Como lo eran las aves que nos seguían durante días enteros. A un albatros le puse incluso nombre, El Puntets, por unas manchas que tenía en las alas y el cuerpo. No querían comida, pero quizá nos seguían para aprovechar las corrientes de aire que generábamos con el barco, o para esconderse detrás de las velas y lanzarse sobre el mar cuando veían algún pez para comer. Ahí ves todas esas cosas. Aquí, en la ciudad, estamos muy ocupados con el móvil como para tener esta mirada sobre la naturaleza.

LA MUJER

EL MISMO ESFUERZO QUE LOS DEMÁS REGATISTAS 

No he hecho nada distinto a los demás, el esfuerzo ha sido el mismo, pero al tratarse de un deporte en el que las mujeres somos clara minoría, siempre se nos pone una etiqueta. Yo me lo he tomado siempre con mucho sentido del humor, pero es verdad que si nos dan más oportunidades, podemos llegar a un punto de igualdad más grande. Ojalá mi ejemplo o el de las chicas de la tripulación femenina de la Volvo Ocean Race sirvan para eso.

LOS PROYECTOS

UNA VUELTA AL MUNDO EN SOLITARIO EN MENTE 

Tengo metido en la cabeza competir en la Vendée Globe que empieza en noviembre del 2016. Quiero hacerlo, y no llegar a los 80 años con la espina clavada de no haberlo intentado o de haberme relajado después de haber hecho dos vueltas al mundo a dos. Es un reto que me gustaría mucho materializar. Y creo que tengo posibilidades. En eso, el hecho de ser mujer me puede ayudar, ya que no hay ninguna inscrita entre los 30 barcos apuntados y no ha habido nunca ninguna regatista española que lo haya intentado. El factor mediático creo que juega, en este caso, a mi favor, aunque lo primero es encontrar un patrocinador que tenga mercado en Francia, donde esta regata tiene más repercusión que el Tour o Roland Garros. Por otra parte, he visto que a nivel físico tengo una limitación con respecto a los hombres y necesito un barco más fácil de llevar. No saldré a ganar, desde luego, pero quiero acabar.