LA VARIEDAD DE ESTILOS MARCÓ LA GALA
Voces con personalidad
Mayte Martín, Lídia Pujol y Blaumut pusieron la banda sonora a una noche llena de emoción
Mayte Martín, una cantaora flamenca a la que no le gusta encasillarse, y Lídia Pujol, una cantante que ha marcado su propio camino en la canción de autor, ofrecieron ayer la primera actuación musical de la gala junto al guitarrista Pau Figueras y al contrabajista Miguel Ángel Cordero. El moliner, una canción popular perteneciente al segundo disco en solitario de Pujol, Els amants de Lilith (2008), inauguró la noche musical. En ella se narra la soledad de un viejo molinero al final de sus días tras una vida de intenso trabajo. Su preocupación no queda tan alejada de la que padece mucha gente hoy en día y quizá por ello su interpretación, que bordaron Pujol y Martín, puso la piel de gallina a más de uno. Ambas se acercaron a la pieza con sensibilidad pero sin sensiblería, con dulzura pero con fuerza, cada una desde su terreno.
Tanto Pujol como Martín han preferido hacer su carrera a su ritmo, sin prisa pero sin pausa, guiadas por el instinto y las ganas de crecer como artistas. Martín ha colaborado a lo largo de su carrera con genios como Tete Montoliu, con quien grabó el disco Free boleros, y con la cantante cubana Omara Portuondo, a quien acompaña en Tiempo de amar. En su último trabajo, Cosas de dos, vuelve al bolero. Pujol, que grabó dos discos con Sílvia Comes y ha colaborado con Jackson Browne,
Miguel Poveda y Gerard Quintana, entre otros, está centrada actualmente en La cerimònia de la llum, un espectáculo delicado e íntimo que podría convertir en DVD.
Si para Martín el flamenco es su origen pero no su yugo, lo mismo ocurre con Pujol y el folk. Quizá por ello la conexión entre ambas salió tan orgánica, natural y fluida. Parecía que hubieran cantado juntas toda la vida. Lástima que esa primera canción no fuera retransmitida por TV-3, que conectó poco después. También se perdieron otra actuación que hizo reir de lo lindo a más de uno, Reugenio, clon del desaparecido cuentachistes, animó la velada con varias historias, algunas más crueles que otras.
Frescura y optimismo
Las cámaras sí reflejaron el buen rollo que dejó el otro grupo de la noche, Blaumut, un original conjunto con influencias de clásica, pop y folk. Bicicletes, una de las melodías estrella pertenecientes a El turista (2012), su disco de debut, animó al público. Con esta sencilla, fresca y optimista melodía que acompañó un capítulo de Polseres vermelles contagiaron su alegría a la platea. Xavi de la Iglesia (guitarra y voz), Vassil Lambrinov (violín y sierra), Manel Pedrós (batería) y Oriol Aymat (violonchelo), que se apearon de su gira para participar en la gala, dejaron muy buenas vibraciones.
Lídia Pujol y Mayte Martín volvieron a aparecer en escena más tarde, esta vez con L'arbret vora el camí, poco antes de que se conociera el veredicto final. Se trata de una canción que Pujol versionó en Laie (2003). Amb tristesa miro els ulls de la meva mare/ son amor no m'ha deixat en ocell tornar-me, Estos versos sellaron una noche llena de emoción.
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