PROYECTO DE MEDIACIÓN EN SANTS-MONTJUÏC

La vida tras el ladrillo

Un grupo de arquitectos jóvenes trabaja con vecinos de la barriada del Plus Ultra, en la Zona Franca, para ayudarles a negociar su reforma

Los impulsores 8 Los arquitectos Omayra Rivera y Ángel Martín, en la plaza del barrio del Plus Ultra.

Los impulsores 8 Los arquitectos Omayra Rivera y Ángel Martín, en la plaza del barrio del Plus Ultra.

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

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Vecino desde 1927, Francesc Boix es el más viejo del Plus Ultra, una barriada con aire de pueblo en el corazón de la Zona Franca donde viven unas 100 familias, entre los históricos -como Boix-, los inmigrantes de la primera oleada tardofranquista y los inmigrantes de la segunda oleada, los de los primeros años del siglo XXI. Aquí, un lugar raramente tranquilo con una gran reforma urbanística pendiente desde finales de los años 70, la vida en la calle es muy importante. La gente todavía saca las sillas a las puertas de sus casas bajas todas las noches, para tomar el aire y charlar con los vecinos.

Fue precisamente esa esencia derara avis, de algo decadente oasis en una urbe cosmopolita como Barcelona la que atrajo a los jóvenes arquitectos Ángel Martín Cojo y Omayra Rivera, quienes, junto a un grupo de estudiantes de Arquitectura, están llevando a cabo un proceso participativo en el barrio con el objetivo de ayudar a sus vecinos a comunicar a la administración«las cualidades y valores que constituyen una forma de habitar propia del lugar y que deben ser preservadas de cara a la reforma pendiente»,apunta Martín. En resumen, median entre los vecinos, conocedores de las necesidades del lugar, y la administración que debe emprender su reforma.«La intención es buscar lo esencial del barrio y de las viviendas, las partes de la casa, por ejemplo, que para los habitantes son importantes, aunque a veces no sean conscientes de ello», apunta Rivera.

El barrio del Plus Ultra se compone de tres calles de casas bajas construidas por los propios vecinos alrededor del año 1930. Estos -los que no se han marchado cansados- llevan más de 40 años esperando la ejecución de la mejora que les permita rehabilitar sus viviendas, afectadas (es decir, intocables) desde hace décadas. En el barrio confían en que, gracias a la experiencia en la que trabajan estos jóvenes arquitectos -en el marco del proyecto Oikomodos, coordinado por la Escuela de Arquitectura La Salle-, el día en el que finalmente se desarrolle el Plan Especial de Reforma Interior (Peri), que en este momento está paralizado, como tantos, por la omnipresente crisis económica, se les tenga en consideración.

Barrio con encanto

«Hace muchos años que luchamos por la reforma del barrio y toda ayuda es bienvenida»,apunta Boix, encantado con el trabajo de Martín, Rivera y los estudiantes. La magia del Plus Ultra no solo caló en el corazón de estos jóvenes arquitectos.«Cuando Joan Clos era alcalde, una vez vino a ver las fiestas del barrio y quedó tan encantado que dijo que era una pena perder tanta tradición. ¡Y cambió los planos para salvar estas casas!»,explica Boix. Se refiere a las fiestas que se celebran cada septiembre, en las que los vecinos se dedican a pisar uva en medio de la plaza. Y sí, parece que la tradición caló hondo de verdad en el entonces alcalde, ya que en la revisión del plan del 2006, la parte interior del barrio se salvó de la piqueta.