Tres días de gravedad y luz

Decía Antonio Gaudí que la forma de las torres de la Sagrada Família, vertical y parabólica, es la unión de la gravedad con la luz. Los 10.000 visitantes que ayer tarde asistieron a la primera de las tres jornadas de puertas abiertas con motivo de las fiestas de la Mercè pudieron contemplarlas de cerca, adentrarse en el bosque de columnas de piedra iluminado por los coloridos ventanales y asistir a las proyecciones de un audiovisual inédito que muestra cómo será la sacristía de poniente una vez terminada en verano del 2015 y el pórtico de la fachada de la Passió con sus 18 columnas de granito que sostendrán 36 prismas hexagonales.

E incluso ver de qué manera crecerá la basílica desde el 2015 hasta el 2026, centenario de la muerte de Gaudí, año en que, según las previsiones, terminarán las obras arquitectónicas. Lo que no muestra el vídeo son los edificios de viviendas derribados cerca de la fachada de la Glòria, aún por construir, si prosiguiera el proyecto de una gran plaza en la calle de Mallorca.

El éxito de las jornadas de puertas abiertas quedó patente desde el mismo día que se lanzó la oferta de 30.000 entradas gratuitas en la web. «Se terminaron en menos de ocho horas», explica Jordi Faulí, arquitecto que dirige las obras con un equipo de 50 técnicos, entre los que se encuentran otros 20 arquitectos que trabajan con dedicación completa para la construcción más magna emprendida en Barcelona, desde que en 1883 Gaudí sustituyera al arquitecto Francisco de Paula, un año después de colocar la primera piedra.

«Hasta ahora se ha ejecutado el 65% de las obras y en estos momentos la construcción de la sacristía de poniente, ubicada en Provença con Sardenya, es un laboratorio de pruebas para levantar la torre de Jesús, la más alta del templo, con 172,5 metros de altura», señala Faulí, que en estos momentos ya asume una de las fases más importantes, la de la construcción de las seis torres centrales, que no finalizará antes del 2020.

El éxito de visitas de la Sagrada Família desde que Benedicto XVI la consagró ha comportado más ingresos para la fundación que gestiona la obra, pero también protestas, como la del miércoles, por el exceso de turistas que transitan por la zona. «El ayuntamiento debe encontrar una solución. Todo son aglomeraciones», se queja Lina Miñana, una vecina.