Músicas de estilo libre en el BAM

Fiel a su trayectoria atenta a las propuestas de signo intrépido, el BAM entregó el protagonismo de la noche del domingo a uno de los grupos más imprevisibles, artística y operativamente, de nuestra escena pop, Seward, que coronó un cartel en el que despuntaron los británicos Lanterns on the Lake y la banda francesa Moodoïd. Free rock desbocado, sinfonismo ligero y performance galáctica ante audiencias numerosas en las plazas Dels Àngels y de Joan Coromines, junto al Macba.

La pista neopsicodélica en su facción ensoñadora es la elegida por Lanterns on the Lake, cuarteto de Newcastle partidario de las construcciones instrumentales tirando a etéreas, con miradas al clasicismo, y tocadas por la voz de la más bien lánguida Hazel Wilde. Buena caligrafía sinfonizante en las canciones que integran su segundo disco, Until the colours run, envueltas en atmósferas perfiladas por los teclados y el violín. Un menú pulcro e insinuante, aunque con poca sangre. Pero, quizá para compensar, luego tuvimos a Moodoïd, con Pablo Padovani, guitarrista de Melody's Echo Chamber, y sus cuatro cómplices femeninas; un artefacto que ha contado con colaboradores como Kevin Parker (Tame Impala) y Didier Malherbe (de la institución prog-rock de los años 70 Gong). Purpurina en la cara y canciones que podían derivar del tacto techno-pop a un rock excéntrico, en busca de la melodía inexplorada, y con un punto barroco.

Despliegue de poder

Si el propósito del BAM era predicar la libertad y la intensidad como valores supremos, Seward era la elección correcta. Con su última obra, Home was a chapter twenty six, como guía, los barceloneses exhibieron vigor en un repertorio que sigue mutando a través de piezas de efecto estable, como Up in between topes, Native y Absurd & brave. Rock que se expresa a través de aparatosos espasmos, con una actitud improvisadora de inspiración jazzística, y con la teatral, hiperbólica, presencia de su cantante, Adriano Galante. Despliegue de poder.