Más alquiler y menos sueldo...

Vivir con alguien de confianza es mejor que con un desconocido. Así que tras alguna experiencia desastrosa -«soy muy tiquismiquis con la limpieza y el lavabo», bromea-, David Fernández eligió compartir techo con un buen amigo. Pensaba que sería temporal, pero cuando se acercaba el momento de querer volar, la crisis impuso su látigo. «Gano menos que hace tres años pero el alquiler ha ido subiendo», se lamenta este peluquero en su piso, a un paso de la plaza de Espanya.

Trataron de convencer al casero de una renegociación, pero no hubo manera. Así que la crisis que primero jugó en su contra, puede ser una aliada ahora para conseguir un piso más económico. «Los alquileres por fin han bajado», sentencia. Y si su compañero de piso se muda por trabajo, dará el salto al vacío de tratar de encontrar un nido propio -«algo decente y con ascensor»- por un máximo de 700 euros. «Lo que he aprendido es que por un mismo precio, si mejoras de barrio es para un piso en peores condiciones», cuenta. Si no lo consigue, habrá que hacercastingspara pactar una nueva convivencia con alguien anónimo, con nuevos horarios, costumbres y manías.

«El alquiler debería representar una cuarta parte del sueldo de una persona, no tres cuartas partes», sostiene, sorprendido desde siempre por el coste de vivir en Barcelona. «Es carísimo», se queja.