POLÉMICO proyecto

Los vecinos de Can Baró ganan la batalla por su única zona comunitaria

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Helena López / Barcelona

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Este sábado tienen convocado un nuevo taller de pancartas. Hasta que todo esté atado y bien atado no enterrarán el hacha de guerra y quieren que se vea. Los ánimos, eso sí, han cambiado. A mejor, se entiende. El desaliento ha dejado paso a las bromas. El punto de inflexión fue la asamblea del pasado 19 de septiembre en la que Ton Salvadó, director de Modelo Urbano de Barcelona, sentenció contundente ante los más de 200 vecinos allí congregados que no tocarán "ni el polideportivo ni la plaza". "¡Tenemos grabada la intervención!", señala con humor Eli Higueras, presidenta de la Plataforma de Can Baró, creada precisamente para defender ese polideportivo y esa plaza. Y sus históricas pistas de petanca. Y sus batallados parque infantiles.

El compromiso municipal arrancado por la plataforma va más allá. Una mesa técnica en la que los vecinos tendrán voz decidirá dónde se levantarán las 127 viviendas todavía allí proyectadas y, detalle importante para estos vecinos, de qué equipamientos se acompañarán (una de las asignaturas pendientes del históricamente ninguneado barrio), participando en la redacción de las bases del nuevo concurso.

Nuevas bases

En el apartado de los hechos, el Ayuntamiento de Barcelona ya ha aplazado la convocatoria del concurso de ideas para la construcción de cinco grandes bloques que puso al barrio en pie de guerra, en principio prevista para este otoño. "La previsión es que finalmente el concurso pueda convocarse en diciembre, cuando tengamos una nueva ubicación de consenso para los pisos y pactados los equipamientos. Nuestro compromiso con la ciudad es avanzar en el parque de los Tres Turons y tener un proyecto cerrado antes de terminar el mandato", señala la concejala de Urbanismo Janet Sanz. 

La movilización de los vecinos de Can Baró, que salieron a la calle para defender su bien más preciado (y casi único) como barrio (los terrenos que vertebran la vida comunitaria del empinado Can Baró), no solo ha surtido efecto, sino que ha puesto de nuevo sobre la mesa el plan de los Tres Turons.

Salvadó no fue el único representante municipal que no quiso perderse la citada asamblea para calmar los ánimos del vecindario y como muestra de que la apuesta del consistorio por la reactivación de los Tres Turons va en serio ("avanza sin prisa, pero sin pausa", subraya Sanz), pero quiere hacerse "con los vecinos". También se presentó en la multitudinaria reunión la concejala de Horta-Guinardó. 

El histórico

¿Qué tiene que ver la reactivación de los Tres Turons con construir cinco grandes bloques sobre las pistas de Can Baró? La modificación del Plan General Metropolitano para desencallar el plan de los Tres Turonsmodificación del Plan General Metropolitano plan de los Tres Turons que condenaba esta peleada zona comunitaria de Can Baró la pactó en el 2010 el bipartito de entonces (ambos en el gobierno de Colau). El pacto (aún vigente) desafectaba 476 viviendas afectadas desde hacía décadas en los distintos parques que une el plan, mantenía la afectación de otras 295 y recalificaba la actual plaza de la Pedrera, pasándola de zona verde a zona edificable para poder levantar en ella las viviendas necesarias para realojar a gran parte de los afectados (uno de los acuerdos es que los realojos deben hacerse en la zona).

Pese a que hace siete años de ese pacto, en Can Baró (casi) nadie fue consciente de ello hasta hace unos meses, cuando el encargado de abrir y cerrar la puerta de las pistas, compartió con sus vecinos su preocupación al oír campanas sobre la convocatoria de un concurso para construir los bloques para los realojados (vecinos, que, por otro lado, en su mayoría se resisten a abandonar sus casas, en muchos casos levantadas con sus propias manos). De hecho, Higueras se convirtió en líder vecinal casi de la noche a la mañana. "Sentí que teníamos que hacer algo -relata- y la verdad es que el barrio se entregó". Y lo hicieron. 

Y es que la indignación de los vecinos de los bloques frente a las pistas era doble. Aquella ladera de la montaña la construyó una cooperativa, que cedió a la ciudad una parte sus terrenos -los ahora en juego-, para convertirla en zona verde. "Tenemos un parque porque lo hemos peleado nosotros. Fuimos nosotros los que se lo cedimos al ayuntamiento para que esto fuera zona verde. Aquí nunca nadie nos ha regalado nada, y no vamos a permitir que nos lo quiten", coinciden los mayores del lugar, muy comprometidos con la lucha.

Por ello, la plataforma quiere ir más allá: quieren que se modifique el PGM para devolver a las pistas la calificación de zona verde, por lo que pueda pasar.