Hay ganas de ir a Basilea

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Quinientos objetos, 16 localizaciones, unas coordenadas y dos tesoros. No es un 'geocaching' pero podría serlo. Aunque aquí uno no necesita GPS y por supuesto uno no puede llevarse lo encontrado o intercambiarlo por otra pieza. Aquí se trata solo de descubrir. Aunque a nadie se le impide comprar, faltaría. Descubrir que las galerías de arte son espacios abiertos en los que se puede entrar a mirar; y descubrir que su oferta puede ser interesante, estimulante e incluso divertida. Y si no, fíjense en la graciosa visión que muestran de la actual Barcelona los 'ninots' del historietista Esegé desde las paredes de la galería Gothsland. Una de las 16 paradas de este 'geocaching' artístico cuya estación final, si es usted afortunado, podría ser la feria de arte de Basilea, la feria de las ferias del arte contemporáneo. O en su defecto, un vale de 3.000 euros intercambiable por obras con firma.

"Hay ganas de ir a Basilea", afirmaban desde Àmbit Galeria d’Art el sábado por la mañana. La frase venía a cuento de las dos parejas que entraron a la vez con sendos cuadernos rojos en la mano. El pasaporte. Y es que para optar al sorteo del viaje o del tesoro creativo, uno necesita acreditar haber visitado las 16 galerías que participan en la iniciativa. ¿Cómo? Con el sello de estas estampado en dicho pasaporte que se consigue gratuitamente en todas las salas del recorrido. Dos de los visitantes ni se molestaron en ver la muestra. Una pena. La exposición 'Redes' de Miguel Rasero bien vale diez minutos. O más. Sus obras son hipnóticas y la galería, un diáfano espacio blanco agradable de recorrer. Aunque todos obtuvieron su sello. No hay examen, basta con pedirlo.

El pasaporte es también, además de la prueba de que uno ha hecho el recorrido, el GPS analógico de la propuesta. En él figuran las galerías a visitar, las exposiciones a ver y el nexo de la iniciativa: creación en soporte papel. De ahí, el título: 'El paper de l’art'. La propuesta suma tres ediciones y consigue su objetivo, el de atraer a nuevos públicos a las galerías. "Durante el tiempo que dura la campaña se multiplican por cuatro las visitas, aunque esto no significa más compradores", apuntaba el sábado Artur Ramon desde su galería homónima. Ahí lucen firmas destacadas, Miró, Tàpies, Palazuelo... Y ahí ocurrió la anécdota del recorrido de quien suscribe: durante la visita el ojo experto del galerista se percató de que alguien había colgado del revés un fantástico collage de Saura. Ya se sabe, el arte abstracto tiene tantas interpretaciones como miradas recibe.

SUBASTA SOLIDARIA

Hay más. Mariscal, en la Eude; fotografía con nombre en la A|34; iconos del arte internacional (Fernand Léger, Victor Vasarely), en la Barbié; Dau al Set, en la Dolors Junyent; Paul Jenkins, en Cortina, y dibujo valenciano desde el siglo XVII al XIX, en Palau Antiguitats. Una oferta tan variada como su abanico de precios, que parte de los 100 euros. Con todo, la exposición más original es la que luce en la galería Clavell y Morgades: de sus paredes cuelgan piezas de las colecciones particulares de los galeristas. ¿'Voyeurismo' artístico? No. "Un juego", según Jordi Clavell. "Una manera de demostrar que los galeristas predicamos con el ejemplo. Vendemos, pero también coleccionamos. Y no siempre coleccionamos el estilo que vendemos", apunta. La sala el año pasado se llevó el título de mejor exposición de la iniciativa con los votos del público.

La propuesta acaba el 28 de mayo y tiene traca final. El día 26 a las 18.00 horas, en la que aún es la calle de los galeristas, en Consell de Cent, habrá creación en directo. Mariscal, Esegé, Fina Olivart, Jaume Rovira y Miquel Paton (con exposición en la sala Fernando Pinós) ejecutarán a 10 manos una pieza de dos metros por dos metros. Después habrá subasta entre los presentes. Quien más puje se llevará la obra. El Hospital de Sant Joan de Déu, los beneficios.