MOVILIDAD SOSTENIBLE

Los ciclistas del Bicing tienen menos accidentes que los que usan bici propia

La bicicleta pública aglutina el 26,5% de los desplazamientos ciclistas pero solo el 18,5% de los siniestros

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CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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Entre los dimes y diretes urbanos existe el mito del ciclista incívico. Y de todos ellos, el del Bicing se lleva el oro, por aquello de llevar entre las piernas una máquina que no es de nadie y es de todos. Las cifras desmienten la mala prensa de este medio de transporte: del total de vehículos implicados en accidentes en el 2016, solo el 4,5% eran bicicletas (por un 39% de motos). La estadística también echa por tierra la imagen que se tiene de los abonados al Bicing: se caen menos que los que circulan en su propia bicicleta.

En el 2010, tres años después de su estreno, una tercera parte de los desplazamientos en bici (el 34%, aproximadamente) se realizaban en una de las 6.000 bicicletas blancas y rojas gestionadas por la multinacional Clear Channel. A día de hoy, ese porcentaje se queda en el 26,5%. Pero no porque haya caído el uso de la bici pública (lo ha hecho, pero de manera moderada), sino porque ha crecido mucho la apuesta por la bicicleta particular. En el 2015 se registraron 145.022 desplazamientos a pedales (106.000, en el 2010), de los que 38.454 se realizaron a lomos de un Bicing. Trasladado al número de bicicletas implicadas en siniestros, y según la respuesta dada por la Guardia Urbana a una pregunta del grupo municipal del PP de Barcelona, solo el 18,5% (123 de 662) eran 'bicings', ocho puntos porcentuales menos que su presencia total en la circulación. 

PASAJEROS PROHIBIDOS

Por lo que respecta a los heridos, en el 2015 hubo 521 ciclistas que requirieron algún tipo de atención médica, de los que 88 eran abonados del Bicing (16,9%). Este porcentaje, sin embargo, creció el año pasado hasta el 19%, como también lo hizo el de bicis públicas implicadas en siniestros, que escaló de ese 18,5% al 20%, aunque todavía no consta el porcentaje que ocupó en el número de desplazamientos. En cualquier caso, siempre por debajo del volumen que ocupa el sistema en la movilidad de la capital catalana

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"Un Bicing m\u00e1s el\u00e9ctrico y abierto las 24 horas","text":"El ayuntamiento hizo p\u00fablicos la semana pasada sus planes para el nuevo Bicing. El contrato de 10 a\u00f1os\u00a0con Clear Channel venci\u00f3 el pasado mes y el consistorio le ha dado una pr\u00f3rroga al asunto para poder convocar el concurso. Entre las novedades, el servicio funcionar\u00e1 las 24 horas del d\u00eda y durante todo el a\u00f1o. Lo de estar en funcionamiento de sol a sol era una de las cl\u00e1usulas del concurso del 2007, pero nunca se lleg\u00f3 a aplicar. Tambi\u00e9n ser\u00e1 un Bicing m\u00e1s el\u00e9ctrico para que muchos barrios de monta\u00f1a puedan tener acceso a la bicicleta p\u00fablica. El ayuntamiento espera ampliar el sistema hasta las 8.000 bicicletas y 519 estaciones.\u00a0"}}

La estadística facilitada por el comisionado de Seguridad, Amadeu Recasens, al PP también detalla los pasajeros de bici que han resultado heridos. En el 2015 fueron cuatro de bici particular (un niño en una sillita es la única opción legal, a no ser que se trate de un tándem) y ninguno en el Bicing (la bici pública no admite un segundo ocupante en ningún caso). En el 2016 hubo dos pasajeros de la bici pública heridos leves por siete del sistema gestionado por Clear Channel. Es habitual, sobre todo entre la gente joven, usar los guardabarros o el propio cuadro de la bicicleta para llevar a un segundo ocupante arrimado de cualquier manera.

SEMÁFOROS EN ROJO

En cuanto a las sanciones, la Guardia Urbana impone multas sin distinguir si la bicicleta es privada o pública. La más habitual sigue siendo la de pasar en rojo. En el 2015 se impusieron un total de 7.922, casi 22 diarias. También destacan los ciclistas que pedalean con auriculares, que acumularon 2.754 multas (7,5 al día) y los que circulan por una acera vetada para la bici (1.629 sanciones en el 2015).

Este último punto está cercano de solucionarse con la entrada en vigor de la modificación de la ordenanza de circulación que expulsará a las bicicletas de la mayoría de aceras de la capital catalana. Sucederá dentro de aproximadamente un año, aunque en primera instancia estaba previsto ejecutar la orden el 1 de noviembre. No se llevó a cabo porque el gobierno de Ada Colau considera que todavía no está garantizada la seguridad de las bicis en la calzada, el que tarde o temprano será su lugar natural. 

De hecho, el actual ayuntamiento tiene entre manos un plan para pasar de 116 a 308 kilómetros de carriles bici antes de que termine el mandato, en mayo del 2019. Se han ejecutado cerca de 35, y se están tramitando otros 62,5. Los últimos se abrirán este mes de abril en la calle de Cartagena -conectando Glòries con el Hospital de Sant Pau-; en Ramon Turró, entre la rambla Poblenou y Selva de Mar; Selva de Mar, entre Pere IV y la Gran Via; Sant Adrià, entre Ferran Junoy y Ciutat d'Asunción, y Ciutat d'Asunción, entre las calles Sao Paulo y Sant Adrià.