EIXAMPLE / CIUTAT VELLA

El bocata más madrileño conquista Barcelona

El bocadillo de calamares gana adeptos en los bares de los distritos más céntricos

Llorca, encargado de Entrepanes Díaz, y su bocadillo de calamares.

Llorca, encargado de Entrepanes Díaz, y su bocadillo de calamares.

MARTA ALCÁZAR / BARCELONA

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De la castiza plaza Mayor madrileña al corazón de Barcelona. El bocadillo insignia de Madrid, el de calamares, ha llegado para quedarse. Mientras los afamados bocatas mantienen la sencillez de su receta, calamar tierno rebozado en pan grueso, las versiones barcelonesas han evolucionado hacia el bocadillo de autor y se han ganado un lugar privilegiado en establecimientos del Eixample y Ciutat Vella.

«Los barceloneses son los más aficionados al bocata de calamares. A los extranjeros debemos explicarles antes qué es», cuenta Jorge Llorca, encargado de Entrepanes Díaz. Con Mendizábal, Sagàs y Bodega 1900, copa las mejores críticas al bocata de cefalópodo.

ENTREPANES DÍAZ

Pau Claris, 189. En poco más de un año de vida, el local de Kim Díaz se ha convertido en un referente del bocata de calamares barcelonés. La receta es de Víctor Lema, chef del Bar Mut: calamares rebozados con harina de garbanzo, mayonesa y mayonesa de tinta de calamar. «Son bocadillos con productos de calidad y pan neutro que da protagonismo al ingrediente que lleva dentro», comenta Jorge Llorca, responsable del bar. Cuesta 8 euros.

SAGÀS

Pla de Palau, 13. Oriol Rovira, chef y copropietario del Sagàs, importó el bocata de calamares de su homónimo madrileño. «En Madrid era esencial vender su bocadillo insignia. Funcionó tan bien que lo importamos», recuerda. El del Sagàs lleva calamares rebozados, alioli de tinta de calamar y lima. Desde que llegó a Barcelona no ha salido de la carta. «Sorprende la buena aceptación que ha tenido porque la exigencia gastronómica en Barcelona es muy alta», continúa. Vale 10 euros.

MENDIZÁBAL

Junta de Comerç, 2. Rabas de calamar en su tinta, rebozado andaluz, salsa tártara y pan artesano. Esta es la receta del Mendizábal, la barra de coloridos azulejos en el corazón del Raval que el pasado septiembre abrió un local interior, amplió su carta y estrenó el bocata de calamares. La receta de Jordi Berenguera ha ganado adeptos en pocos meses: «No pretendemos ser como el de Madrid, nuestra receta es diferente y estamos orgullosos», comenta  Óscar Vilà, encargado del local.  Añade que  la mayor parte de la clientela es del barrio. «La prueba de su éxito es que repiten». Precio:  7,50 euros.

BODEGA 1900

Tamarit, 91 (Eixample). Albert Adrià fusionó el bocata de calamares de Madrid con el de Zaragoza, donde residió durante la mili. «Ha estado en la carta desde el principio de la Bodega 1900 y se ha convertido en un pequeño clásico de nuestra oferta», comenta. El resultado es el mollete de calamares picantes, un bocado de «no más de 10 centímetros» elaborado con calamar pequeño rebozado y salsa con un toque picante. La receta entusiasma. «Una vez tuvimos una mesa de tres personas que vinieron sólo a comer el bocadillo de calamares e hicieron una competición. Cada uno engulló 12», recuerda Adrià como anécdota. Vale 4,50 euros.