ESTRENO EN EL BARCELONÉS NORD

Un homenaje muy mono

La escultura del mono, en la fábrica de Badalona.

La escultura del mono, en la fábrica de Badalona. / periodico

CARLES COLS / Badalona

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Badalona rendirá homenaje a partir del sábado y en forma de estatua de 200 kilos, que no es poco, a uno de sus más ilustres...monos. Desde 1870 se destila en la ciudad el Anís del Mono. Es más, se destila aún hoy íntegramente como en 1870, en unos preciosos alambiques de cobre. La fábrica es un icono de  Badalona. La botella es eso, otro icono, Ya no es solo que pueda usarse en músicas tradicionales como instrumento de percusión, sino que incluso aparece en una escena de El Padrino como atrezzo en un almuerzo mafioso. Pero el mono de la etiqueta, aunque muy conocido, no había tenido hasta ahora un reconocimiento de esas características.

El próximo sábado, la artista Susana Ruiz verá como su simio sienta sus reales en la plataforma de acceso al antiguo Pont del Petroli. La escultura la cede a la ciudad la empresa Osborne, dueña actual del centenario anís. El alcalde, Xavier García Albiol, la inaugurará personalmente. No en vano ha meditado largamente cuál era el mejor lugar para la pieza de bronce. "La pondremos de modo que quien quiera sentarse a su lado para hacerse una foto tenga a sus espaldas un buena postal de la ciudad".

El mono, todo hay que decirlo, no tiene cara de mono. No debe extrañar. Hay fascinantes leyendas detrás de ese detalle.

La más popularmente aceptada, aunque solo sea porque es la que hace más gracia, es que los hermanos Bosch, padres de la receta del anís de Badalona, eran un precursores del creacionismo moderno. Vamos, que no podían estar más en desacuerdo con las tesis de uno de los científicos más controvertidos de la época, Charles Darwin. A Darwin, la publicación de 'El Origen de las especies' le trajo no pocos quebraderos de cabeza. Hasta su mujer le decía que no lo hiciera, que para qué se metía en líos. La etiqueta del Anís del Mono sería, en este contexto, una más de las burlas que tuvo que soportar el audaz naturalista inglés.

Otra teoría sugiere que sencillamente los hermanos Bosch intuyeron que eso de Darwin era un trending topic decimonónico y que, en consecuencia, tenía tirón comercial.

Hay aún una tercera leyenda, puede que incluso sea la más cercana a la realidad, pero es la menos emocionante. Esta dice que en la fábrica tenían un mono que con sus gracias hacía reir a los niños de la ciudad. La mascota, en este caso, le puso el nombre al producto. Lo que si está claro es que si esas eran las facciones reales del animal, este merecería haber sido disecado.