El final de una era irrepetible - El legado

Cuatro años con el balón

El Barça ha dominado al rival en los 247 partidos de la etapa de Guardiola y ha anotado 638 goles

MARCOS LÓPEZ / JOAN DOMÈNECH
BARCELONA

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Guardiola se va del Barça dejando tras de sí el recuerdo de un fútbol inolvidable, pero con unas cifras apabullantes, jamás reunidas por un entrenador. Él ya fue el primero de la historia en encadenar seis títulos consecutivos. Calidad de juego y cantidad de títulos han caracterizado la era Guardiola hasta el último día, en la final de Copa. Un fútbol excelso durante media hora que liquidó al Athletic y tres goles para sumar la 14ª conquista.

El método usado por el entrenador en los 247 partidos oficiales que ha dirigido ha sido el mismo. Nunca lo cambió, con más o menos defensas atrás. Es el que ya estaba implantado desde hacía 24 años con Johan Cruyff salvo breves interrupciones. Pero más trabajado y muy perfeccionado, con las sucesivas aportaciones de Louis van Gaal y Frank Rijkaard, el antecesor de Guardiola, que levantó al club de la mano de Ronaldinho. El que tiene por eje la posesión del balón. El último día que el Barça fue inferior a su rival fue en el oprobioso 4-1 encajado en el Bernabéu en la jornada 36 de la Liga 2007-08, cuando el cuadro azulgrana acudió sin los sancionados Deco y Etoo, que forzaron sanciones para evitarse la visita, y sin Ronaldinho, tumbado en la camilla los últimos tres meses de temporada.

UN SELLO INDELEBLE / El dominio de estas cuatro temporadas se ha producido a través de la pelota. Con Guardiola, que prescindió de Ronaldinho y Deco al acceder al primer equipo tras ser campeón de Tercera, ha sido una tónica ininterrumpida. Incluso en las 21 derrotas acumuladas, una cifra ridícula (el 8%) en comparación con las 179 victorias (72%) cosechadas. El técnico azulgrana ha dejado un sello indeleble que otros entrenadores han pretendido copiar sin alcanzar semejante proporción de éxitos. «Algunos creen que ese fútbol es el único que existe», dijo hace 20 días José Mourinho, en un arrebato envidioso por el menor reconocimiento al juego del Madrid comparado con el del Barça. El portugués ha sumado dos títulos con el Madrid en dos años; Guardiola, siete, que ha sumado a los siete anteriores.

Tan dispares como los números han sido las formas de uno y otro. Algo que no niega siquiera la apelación del «puto amo» con que Guardiola retó a Mourinho en la semifinal de la Champions del 2011. No olvidó la educación ni el discurso prudente y humilde con que siempre aludió a los demás. Aunque enfrente estuviera un Segunda B.

RECORDAR AL LIVERPOOL / Hasta el último día mostró su cara precavida. En el descanso de la final, con el 0-3 en el marcador, recurrió a un ejemplo para mantener alta la tensión de los suyos. Guardiola recordó la final de la Champions de Estambul-2005, cuando el Milan se retiró al descanso con un 3-0. El Liverpool igualó en la segunda mitad y se llevó el título en los penaltis. «Ha marcado un estilo y una línea», dijo Gerard Piqué, aunando el juego y el comportamiento impuesto en la plantilla. El defensa se fundió en un emotivo abrazo con el técnico al concluir la final tras «una dura temporada». Por las lesiones y por las presuntas tiranteces que pudo mantener con Guardiola. «Es una leyenda viva», subrayó Piqué.

Nadie mejor que Javier Mascherano supo aunar el sentir del vestuario y del aficionado: «Mis palabras hacia Guardiola no son más que de agradecimiento por haberme hecho vivir todo esto, es impagable».