El regalo de Navidad más impactante

La presión social y cultural que suponen las compras navideñas es a menudo difícil de resistir, pero quizá podamos contribuir a mejorar un poco nuestro entorno. Apostemos por los regalos que aporten valor social, económico o ecológico

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OSCAR MARTÍNEZ. PROFESOR DE LA FACULTAD DE EDUCACIÓN SOCIAL Y TRABAJO SOCIAL PERE TARRÉS (URL)

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Cualquier compra que realizamos puede transformarse en una acción política. Aquello por lo que pagamos tiene impacto en toda la cadena que ha sido necesaria para que ese producto lo encontremos en una tienda o en una web. Así que, estos días en los que la Navidad nos obsequiará con miles de tentaciones, merece la pena tener en cuenta algunas cuestiones antes de decidir si haces (o no) algunas compras.

Más allá de los consejos habituales de hacer compras lo más razonadas posibles en cuanto a cantidad utilidad, existen productos con características de un gran valor añadido que no siempre los encontrarás en las grandes superficies.

Si al final decidimos que es necesario hacer algún regalo y además podemos explicar que este obsequio tiene un valor más allá de ser bonito o útil, posiblemente la satisfacción de la persona receptora será mucho mayor. Puede tener mucho más sentido si al disfrutar de un regalo somos conscientes que este tiene un impacto social, económico o ecológico positivo.

Regalos responsables

A menudo, nos encontramos con la dificultad para saber si estamos comprando un regalo responsable. Pero cada vez hay más herramientas que permiten acceder a productos valorados desde el punto de vista de su impacto social y además nos informan del lugar donde puedes encontrarlos. Un ejemplo es el mapa de economía solidaria 'Pam a pam' que ofrece hasta 15 criterios para tener en cuenta a la hora de hacer una compra tanto durante la Navidad como el resto del año. Aspectos como las condiciones laborales de los trabajadores, las características de sostenibilidad o la transformación social que ha generado un regalo son características que pueden suponer un empaquetado mucho más impactante que el de otro tipo de obsequios.

Por otro lado, este tipo de propuestas también pueden convertirse en una oportunidad para generar un interesante debate con amigos o familia en los encuentros navideños. Un posible debate durante la cena de Navidad puede centrarse sobre si los productos que tenemos en la mesa son de proximidad o proceden de la otra punta del mundo con el consecuente gasto energético que supone. Se puede organizar una competición para premiar a los anfitriones que hayan utilizado menos kilómetros de desplazamiento para los ágapes navideños.

Historias que contar

Lo socialmente responsable siempre tiene una historia importante que contar. Por ejemplo, se pueden servir setas japonesas en una cena de Navidad con procedencia desconocida, o se puede explicar que se ha comprado expresamente shiitake de la marca 'Bolet ben fet' cultivado al pie del Montseny generando puestos de trabajo de personas con discapacidad intelectual.

En realidad, es probable que la industria no favorezca la transparencia en este sentido, puesto que, si así fuera, algunas decisiones sobre el consumo serían diferentes. Además, también puede suponer un valor añadido el ejemplo que aportamos a las nuevas generaciones si en vez de comprar el mismo modelo de teléfono de moda que tiene todo el mundo innovamos comprando 'Fairphone', el primer 'smartphone ético' del mercado. Adquirirlo y después explicar su historia es sin duda una acción política.

Que otro tipo de comercio y economía es posible lo llevan reivindicando y demostrando numerosas instituciones como Setem, que ha hecho mucha incidencia política en lo que se refiere al comercio justo en general y participando de alianzas internacionales. Un ejemplo de estas iniciativas globales es la Campaña Ropa Limpia que fomenta la reflexión sobre las condiciones laborales de los trabajadores del sector textil que elaboran las piezas de la mayoría de las cadenas de ropa que clonan las calles comerciales de todas las grandes ciudades del mundo.

La banca ética

Si decidimos seguir inmersos en la deriva, algunas veces incontrolable, de las compras de diciembre, otro elemento que podemos considerar es el proceso por el que realizamos la compra. La popularización de las tarjetas bancarias 'contactless' contribuyen a una forma de pago que, disfrazado de comodidad, permite la fabulosa experiencia tan inmediata de comprar que casi dejas de tener la sensación de haber pagado. Las entidades financieras, que asumen el gasto de la producción de un plástico con chip (una tarjeta de crédito), reciben una recompensa cada vez que lo utilizamos. Así que tal vez podríamos pensar en utilizar ese beneficio para que se transforme en un impacto social, tal y como promueve la asociación FETS de banca ética. En este sentido, tanto Coop57, Fiare, Oikocrèdit o Triodos Bank son algunas de las posibilidades de intermediarios en el pago.

La presión social y cultural que suponen las compras navideñas son difíciles de resistir para cualquier persona, pero tal vez podamos contribuir a mejorar un poco nuestro entorno si al consumir nos detenemos un momento a reflexionar sobre estos criterios. Realizar compras con sentido y hacer regalos a personas queridas que aporten valor social, económico o ecológico pueden significar una experiencia mucho más valiosa y duradera que el obsequio en sí mismo.