FRANCIA

Sarkozy acusa a Hollande de avalar escuchas ilegales

ELIANNE ROS
PARÍS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Después de una semana de contención, Nicolas Sarkozy ha reaccionado con virulencia ante las escuchas a las que ha sido sometido durante ocho meses por los jueces en relación con la presunta financiación de su campaña del 2007 por parte del fallecido dictador libio Muamar Gadafi. El expresidente acusa al Gobierno de François Hollande de utilizar los métodos dictatoriales de la antigua Alemania del Este por haber pinchado su teléfono y el de su abogado, Thierry Herzog.

Filtradas a la prensa, estas escuchas no aclaran si recibió dinero de Gadafi, pero ponen de relieve que Sarkozy usaba un teléfono bajo la identidad falsa de Paul Bismuth -también intervenido- para las conversaciones sensibles con su abogado. En ellas aparecen tejemanejes para favorecer a un magistrado a cambio de información confidencial sobre los casos judiciales que le afectan, lo que ha llevado a abrir una investigación por tráfico de influencias y violación del secreto de instrucción judicial.

En una tribuna que publica hoy Le Figaro, Sarkozy plantea: «¿Quién habría podido imaginar que en la Francia del 2014 el respeto a la vida privada sería pisoteado? ¿La presunción de inocencia desacralizada? ¿La calumnia erigida en método de Gobierno?». «Toda persona que me llame debe saber que será escuchada. No es un extracto del maravilloso filme La vida de los otros sobre la Alemania del Este y las actividades de la Stasi. No se trata de acciones de un dictador hacia sus oponentes. Se trata de Francia», contraataca el expresidente.

«Hoy mi deber es romper el silencio. Si lo hago es porque los principios sagrados de la República son vulnerados con una violencia inédita y una ausencia de escrúpulos sin precedente», sostiene Sarkozy, que rechaza la inhibición del Gobierno. «La ministra de Justicia no sabía nada, el ministro del Interior tampoco; ¿de quién se burlan?».

La tribuna, en la que dice no tener afán de revancha, finaliza en un tono casi amenazante: « Todos aquellos que temen mi retorno, que sepan que la mejor manera de evitarlo sería que pudiera vivir mi vida simplemente, como un ciudadano normal».