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Qué poco agradecido es trabajar en la hostelería

Un camarero en una terraza del paseo de Gràcia.

Un camarero en una terraza del paseo de Gràcia. / DANNY CAMINAL

Aquellos que trabajamos en la hostelería en Catalunya -desconozco cómo es la situación fuera de aquí- sufrimos diariamente el desprecio de los clientes y el poco aprecio en nuestro servicio. Nos acercamos a la mesa, servimos la comida a los comensales y no recibimos ni una mirada, tampoco una muestra de agradecimiento: tan solo un silencio incómodo que nos hace plantearnos qué debe ser lo que los molesta de nuestra presencia.

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Está mal generalizar, y soy poco partidaria de hacerlo, aún así, comentando la situación con mis compañeros, estamos de acuerdo en que los que realmente valoran nuestro trabajo acaban siendo los mismos: los turistas (a los que al parecer todo les parece fantástico) y aquellos que han trabajado alguna vez en el sector.

Es triste que sea así, pero mi experiencia me dice que Catalunya es uno de los peores lugares para trabajar en la hostelería, puesto que apenas recibes muestras de agradecimiento (por no mencionar que apenas se dejan los 5 céntimos del cambio). Es curioso que teniendo tanta cultura de bar, se valore tan poco el oficio. Ser tan abiertos y cercanos los unos a los otros en determinadas situaciones, y en cambio tan fríos y distantes en otros.

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