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Dualidades y sentido común

José Minguell Calvo

Una vez leídas las opiniones del resto de lectores, me doy cuenta de la eterna disparidad existente en aquellas situaciones en donde las consecuencias de algo común no contentan a todos por igual.

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Unos a favor de un control exhaustivo de un turismo considerado de mala calidad, permisivo y sin control suficiente.

Otros en defensa del turismo que por ser fuente de riqueza, lo que debería hacernos más tolerantes con aquellos que nos visitan y con los inconvenientes que pudieran ocasionar.

Y en medio de esta dualidad tú y yo que comprendemos a unos y a otros, sabiendo que hay que hacer algo con la gallina de los huevos de oro, comprendiendo que a veces las molestias no se compensan con los beneficios que unos pocos tienen, pero reconociendo que se debe cuidar esa fuente de ingresos tan necesaria.

Como decía el estagirita Aristóteles, hay que buscar la virtud en todo. Tenemos que encontrar el punto intermedio entre dos extremos,   uno por exceso, otro por defecto.

Más control por parte de quien gestiona. Eliminar o minimizar actividades que fomenten un turismo de borrachera o ilícito. Sanciones   directas, si procede, a turistas, gestores, propietarios, empresarios, incluso a los gobiernos de origen del turista, quienes también   deberían controlar a aquellos que originan inconvenientes fuera de sus fronteras.

Pero también deberíamos no tomar cierta actitud engalanada con prejuicios, intentando no encasillar al 'guiri' como el que viene solo a molestar. Ni considerar los problemas que pudieran generar estos como los peores de todos, no siendo tan distintos de los que habitualmente nos encontramos en nuestro día a día.

No me cansaré de repetir que la responsabilidad última siempre es del turista, pues él debe ser consciente de las molestias que   puede acarrear, pero como todos somos hijos de madre diferente, donde no llega la responsabilidad subjetiva deben establecerse medidas que eviten un comportamiento no deseado. De la misma manera, desde aquí, afectados e interesados deberían ponerse en la piel del contrario y ser mutuamente comprensivos.

Y sobre todo sentido común, aunque en ocasiones este es el menos común de los sentidos.

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