En referencia al artículo de Maria Garcia, 'No es el Tram, son los coches', la unión del tranvía por la Diagonal no suponen solo 3,8 kilómetros; es dar la espalda al deseo expresado en la consulta del 2010. Es hacer oídos sordos a múltiples informes que lo desaconsejan, entre ellos el de la universidad de Barcelona. También a los comerciantes de la Diagonal.
No voy a poner en duda las bondades del tranvía. Seguro que muchos europeos han acertado, el problema es por dónde pasaría aquí. Hagan un ejercicio periodístico y averigüen qué tanto por ciento del billete le cuesta al ciudadano el tranvía actual y el futuro. Compare con el autobús o con el metro. Contrasten esta información e informennos.
Si lo que deseamos es reducir la contaminación, apostemos por los vehículos eléctricos y las energías renovables. Facilitemos la circulación del bus eléctrico por la Diagonal con carril bus ancho, apartado de árboles, separado de motos y coches que entorpeceen su buen funcionamiento.
Es imposible cambiar a todo el que lleva coche privado, pero sí se puede mejorar lo que ya existe sin hipotecar las arcas. Entorpecer el tráfico no creo que sea una solución.