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Las contrapartidas del Tramvia por la Diagonal

Tranvía por la Diagonal, a la altura de la calle de Numància. 

Tranvía por la Diagonal, a la altura de la calle de Numància.  / FERRAN NADEU

El proyecto de unir el tranvía por la Diagonal de Barcelona parece que cada vez tiene más adeptos, incluidos algunos partidos políticos y cada vez está más avanzado.

Puedo entender que el partido de Ada Colau haya apostado por remodelar nuevamente la Diagonal y que haya personas que apuestan por esta opción, lo que no entiendo es que se apueste por ello sin antes volver a consultar a los barceloneses que, de forma muy mayoritaria, en el 2010, votaron 'no' a la conexión del tranvía por la Diagonal (votaron 'sí' solamente el 11,3%).

No entiendo, asimismo, muchas otras cosas como el gasto que conllevará, el desplazamiento del tránsito a otras calles ya saturadas, el cambio semafórico que comportará una ralentización importante de la circulación con una mayor contaminación atmosférica en general de la ciudad, no apostar por la opción del autobús eléctrico que haría innecesaria cualquier obra, el menosprecio hacia los ciudadanos que tenemos en el automóvil nuestra forma habitual de desplazamiento y que a lo largo del año tendremos que estar muchas más horas dentro del automóvil y el menosprecio a los residentes de l’Eixample cuya calidad de vida se verá gravemente afectada.

Poner el tranvía en una arteria que atraviesa la ciudad en diagonal tiene contrapartidas que no tendríamos que estar dispuestos a asumir.  La verdad es que no entiendo nada.

Albert Campabadal, Presidente de la Associació de Gasolineres de Barcelona.

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