Mercedes Sánchez y Joan Simó: "Parecía sencillo, recolectar dinero, enviarlo allí y ya está; pero..."

El 'treball de recerca' de estos alumnos de la Escola Pia Santa Anna se ha convertido en una asociación de ayuda a los refugiados sirios

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«Parecía sencillo, recolectar dinero, enviarlo allí y ya; pero...»_MEDIA_2 / JORDI COTRINA

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Mauricio Bernal

La asociación de ayuda a los refugiados que Mercedes Sánchez y Joan Simó promovieron y pusieron en marcha, de la que eran y siguen siendo alma: no consta la firma de ninguno en los documentos oficiales, pues eran menores cuando hubo que rubricar. Es significativo. Tenían 17 años entonces y habían visto cómo el proyecto de investigación que habían hecho en el colegio –la Escola Pia Santa Anna, en Mataró– había crecido y se había convertido en eso, en una asociación, una asociación con nombre –Humanity Wings–, con voluntarios que iban a los campos –y volvían transformados de los campos–, con gente que hacía donaciones. Era su obra. Pero no pudieron firmar.

-Pues qué chasco, ¿no?

-Totalmente. Mercedes cumple los 18 ahora, en diciembre, pero a mí en ese momento me faltaban semanas… Pero bueno. Es un detalle.

-Es decir que tiene unos meses, la asociación.

-En marzo se puso en marcha, sí.

-Vamos al principio. ¿Me cuentan cómo empezó?

-Claro. Todo empezó cuando estábamos en 3º de ESO. Los dos éramos delegados de curso. Fue el año del terremoto en Nepal, y desde el grupo de delegados surgió la idea de hacer una recogida de dinero para ayudar a las víctimas. La verdad es que nos fue bastante bien.

-Entiendo. Había un antecedente.

-Exacto. De modo que cuando llegó el momento de pensar en el 'treball de recerca', pues nos propusimos hacer algo como lo de Nepal.

-¿Es decir?

-Algo que no se quedara en lo teórico, que tuviera el poder de cambiar la vida de las personas. Que fuera posible ver los resultados.

-¿En qué pensaron, en concreto?

-Pues mire, al principio se trataba de una investigación sobre la guerra de Siria y de una recogida de dinero para enviar a los campos de refugiados. No nos planteábamos más.

-Evidentemente no se quedó en eso.

-No. Resulta que la prima de una mujer que trabaja en el colegio hacía labor de voluntaria en Grecia, en el campo de refugiados de Eko. Charo Moreno, se llama. Nos pusimos en contacto con ella y le pedimos información de oenegés que estuvieran trabajando allí.

-Para…

-Necesitábamos a alguien a quien darle el dinero. Pero ella nos animó: nos dijo que por qué en lugar de enviar el dinero no íbamos allí, a ver las cosas por nuestra cuenta.

-Se iba complicando el proyecto. Obviamente fueron.

-Fuimos, sí. Volamos a Tesalónica con mi padre y un compañero del colegio que se apuntó al viaje. Fuimos a tres campos. Acababan de cerrar Eko e Idomeni y los nuevos campos eran militarizados.

-¿Les cambió ese viaje la perspectiva?

-Claro. Parecía muy sencillo, recolectar dinero, enviarlo allí y ya está. Pero una vez allí sientes que no puedes irte sin más.

-Los veo remangándose.

-Algo así. Nos dimos cuenta de que podíamos hacerlo nosotros mismos. Ir al supermercado y comprar comida, por ejemplo. Hicimos compras a lo grande, y gracias a una oenegé que ya trabajaba allí pudimos entrar a los campos y repartir la ayuda.

-¿Cuál?

-Salam Cultural Museum.

-La realidad de esos campos es desoladora.

-Completamente. Nos encontramos con historias horribles. Historias horribles y reales, que hasta entonces solo habíamos visto por televisión.

-Tiene todo el aspecto de que se fueron comprometiendo. Poco a poco.

-Es que no hay vuelta atrás. Cambias. Sientes que tienes un deber y haces lo necesario por cumplirlo.

-Era un proyecto de investigación. ¿En qué momento se volvió asociación?

-En el momento en que nos dimos cuenta que era necesario dar un paso e implicar a más gente más allá del círculo de amigos y familiares. Entonces dejó de llamarse Netegem la guerra y se volvió Humanity Wings.

-¿Cómo está la asociación ahora? ¿Dónde trabaja, con cuántos voluntarios…?

-Ahora mismo hay unas 80 personas involucradas en el proyecto, y trabajamos sobre todo en Serbia, donde la situación de los refugiados es muy, muy difícil.

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-Me pregunto si esto les va a marcar la vida. Si van a poner sus profesiones al servicio de la labor humanitaria.

-Creemos que sí. Joan estudia Periodismo y yo voy a estudiar Medicina. Son profesiones que puede compaginarse con eso.