La división institucional

Guardiola explota

Guardiola da instrucciones, ayer en Trentino durante el stage del Bayern.

Guardiola da instrucciones, ayer en Trentino durante el stage del Bayern.

MARCOS LÓPEZ
BARCELONA

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En poco menos de cinco minutos, Pep Guardiola resumió seis largos meses de incomprensión vividos en Nueva York, mientras diseñaba el nuevo Bayern Múnich y no paraba de escuchar maledicencias procedentes de Barcelona. Se había ido reclamando «tranquilidad» al presidente Sandro Rosell, tras conquistar 14 títulos en cuatro años únicos, y solo oía, según él, comentarios falsos, con intención de hacerle daño, además de intentar erosionar su credibilidad. Cansado de tanto ruido dañino procedente del Camp Nou, Guardiola estalló para cargar contra la junta de Rosell. «Ha habido demasiadas cosas en las que se han pasado de la raya. Utilizar la enfermedad de Tito para hacerme daño no lo olvidaré nunca. No lo olvidaré».

ELOGIOS A TITO / Poco importó, en realidad, la pregunta sobre Neymar y esa supuesta acusación del vicepresidente del Santos, Odilio Rodrigues, en la que decía que Guardiola había dicho, según explicó el padre de Neymar, que Tito no estaba capacitado para gestionar la cohabitación de la nueva estrella brasileña con Messi. Escogió la conferencia de prensa en Trentino, donde se prepara el club bávaro, junto al Lago de Garda italiano, para lanzar sus mensajes. «Es falso que haya dicho nada sobre la capacidad de Tito de gestionar juntos a Messi y Neymar. La capacidad de Tito está más que demostrada con el año que ha hecho, consiguiendo la Liga más exitosa de la historia del Barça», dijo Guardiola.

LOS 57 MILLONES DE NEYMAR / Ayer, en RAC-1, Rodrigues instó al Barça a explicar el desglose real de la operación Neymar. «Pregunten a Bartomeu a quien le dieron 57 millones. El Santos recibió 17. Él debe decir a quien se los dio», dijo enfadado varias veces el dirigente del Santos sin aclarar si los 40 restantes fueron, al final, para la familia del jugador. Mientras, Guardiola expresaba su malestar con la junta de Rosell, harto de que «el presidente incumpliera su palabra» de dejarlo tranquilo, irritado porque había recibido acusaciones de «muy mal gusto, muy mal». ¿Cuáles? Que no se había visto en Nueva York con el actual técnico del Barça durante los dos meses que estuvo tratándose de su grave enfermedad. «Es mentira que no lo viera. Le he visto y si no le he visto más es porque no ha sido posible y no por culpa mía», sentenció el técnico del Bayern, argumentando que «justificar que no quiero que le vayan bien las cosas a alguien que ha sido mi compañero durante tantos años es de muy mal gusto y no lo esperaba».

FRACTURA TOTAL / Poco a poco, la voz de Guardiola, que utilizó el catalán en esa larga respuesta de casi cinco minutos para retratar seis largos meses de desengaños y frustraciones, adquiría un rotundo tono de denuncia. Y, al mismo tiempo, se visualizaba la fractura total que se vivirá en el entorno del club. Algo larvado desde el 2010, coincidiendo con la llegada de Rosell, quien en una de sus primeras decisiones provocó que Cruyff entregara su insignia como presidente de honor del Barça. «Los de arriba, los técnicos, que estén tranquilos. Yo me fui, solo pedí que me dejaran en paz y me fui a aprender inglés y he acabado tratando de aprender alemán. Cuando nos veamos en la Audi Cup nos abrazaremos», dijo sobre el morboso amistoso Bayern-Barça del próximo 24 de julio. Pero ya nada será igual.