EL ACCESO A LA VIVIENDA

Los pisos en Ciutat Meridiana suben un 41% mientras arrecian los desahucios

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Helena López / Barcelona

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A la salida de la profunda boca del metro de Ciutat Meridiana, en una farola, el clásico cartelito escrito a mano y fotocopiado, con un "compro piso, no importa el estado, abstenerse agencias". "Estamos volviendo al principio [al principio de la burbuja inmobiliaria, se entiende] y aquí [los entonces despojados de todo] no hemos adelantado nada", sentencia Filiberto Bravo, presidente de la asociación de vecinos, quien calcula que entre el 12 y el 14% de las viviendas del barrio son propiedad de bancos. Se trata de una cifra aproximada, ya que no existe aún un censo oficial  -el ayuntamiento lo está realizando en estos momentos-, pero sí alguien tiene una foto en la cabeza de la realidad inmobiliaria en el barrio, ese es Bravo. 

Desde el 2009, cuando la asociación se centró en asegurar la vivienda -llegando a autobautizarse como Villadesahucio, para llamar la atención del mundo sobre su drama-  por los estos días helados barracones en los que se reúne la asociación han pasado 1.000 familias. Actualmente tienen en la base de datos unas 400 familias con problemas, unas 250 de las cuales, actualmente okupando. "250 son los que sabemos que están okupados porque son de vecinos que acuden a la asociación; los que van por su cuenta no las controlamos", prosigue el líder vecinal al que cada jueves acuden entre 70 y 100 personas para tratar de defender sus casas. 

Muchas de estas familias okupan sus propios pisos, de los que fueron desahuciados hace dos, tres o cuatro años, y el banco -actual propietario- todavía los tiene vacíos. "El gran fallo fue que Trias no comprara todos los pisos de los bancos cuando estos se los querían quitar de encima y los vendían a precios asequibles. Aquí se habían llegado a vender pisos por 20.000 euros", asegura Bravo. "Ahora los precios han vuelto a subir. Para el sector inmobiliario la crisis ha pasado -véanse los cartelitos de 'compro piso' también en las empinadas cuestas del barrio- pero sus víctimas siguen en la calle, aún más precarios que antes", concluye. 

Según datos oficiales -siempre notablemente más bajos que los que reflejan los portales inmobilarios-, el precio medio de un piso en este enclave en la Zona Nord de Nou Barris era de 73.500 euros en el 2014, bajó hasta los 48.500 tras el estallido de la burbuja, y vuelve a estar en 69.100. Entre el 2014 y el 2017 el precio medio de una vivienda en el barrio ha subido un 41%, mientras la media de la ciudad es de 23%

"Repagar la fiesta a los bancos"

La concejala de Urbanismo y de Nou Barris, Janet Sanz, coincide, claro, en esta parte del diagnóstico de Bravo. "Trias tenía que haber comprado medio barrio cuando los precios estaban bajos. Ahora estamos comprando pisos a precio de mercado, repagando al fin y al cabo la fiesta de las entidades bancarias", sentencia la teniente de alcalde. "Los estragos de la especulación inmobiliaria tienen rostro de mujer y de niño; de familias de origenes muy diversos, concentrados en Ciutat Meridiana", dibuja Sanz, quien plantea que el debate de fondo debe de ser qué queremos que sea Ciutat Meridiana. "¿Queremos que siga siendo la UCI de Barcelona o que sea un barrio que puede tirar hacia adelante? Yo quiero lo segundo", reflexiona.

Bravo responde contundente: "Si el banquero vende dinero, el político, palabras". "La realidad, lo que vemos todos los días, son los vecinos saliendo de sus casas con los muebles para ir no sabemos a dónde", describe. En Ciutat Meridiana tienen una media de tres desahucios por semana. Independientemente del precio de la vivienda, la sangría de desahucios no ha parado. Ha cambiado, eso sí, el perfil. Los lanzamientos hipotecarios han dejado paso a los de okupaciones. Muchos, de vecinos expulsados del resto de la ciudad, refugiados en los numerosos pisos de bancos vacíos (de ahí que Sanz defina el barrio como la UCI de la ciudad, la otra cara de la moneda de la gentrificación).

Madre sola con cinco hijos

Este lunes, sin ir más lejos, había cuatro desahucios previstos. Dos se aplazaron antes -"se aplazan, nunca se paran", insiste Bravo-, los otros dos, los pararon los vecinos en la puerta. Uno de ellos, un piso en que vivía (aún vive) una madre, sola, con sus cinco hijos. El segundo desahucio de este lunes era en un piso propiedad de una inmobiliaria -que previamente lo había adquirido a un banco- que el ayuntamiento se ofreció a comprar, pero a la inmobiliaria no le interesa vendérselo. Puede sacar más.

El consistorio tiene actualmente un paquete de 49 pisos adquiridos a bancos en Nou Barris -la mayoría a la Sareb, el banco malo-, 25 de los cuales en Ciutat Meridiana. Entre los okupados, la mayoría de estos 25, se está regularizando su situación a través de alquileres sociales. Viviendas en las que se han produciendo situaciones esperpénticas, como que familias que viven en pisos ya adquiridos por el consistorio han recibido la orden judicial para su desalojo porque el banco, tras vender el piso a la administración, no retiró la demanda judicial, que siguió su curso, como el mercado inmobiliario.