LA GESTIÓN DEL TURISMO

Barcelona multará a 15 residencias universitarias por ejercer de hotel ilegalmente

La actividad turística sin licencia les puede costar entre 30.000 y 600.000 euros

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PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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Hace ya más de tres lustros que esta huésped enterró sus últimos apuntes de posgrado en una caja. Pero ni eso, ni vivir en la propia ciudad, ni peinar canas suponen un impedimento para alojarse cual turista -previo pago de 78 euros- en una funcional residencia universitaria en plena Barceloneta. Son muchos los centros donde estudiantes de medio mundo conviven con viajeros de todas las edades en los últimos años, buena parte de ellos sin licencia para albergar a estos últimos. Una tendencia que el ayuntamiento investiga hace tiempo y que ahora se traducirá en sanciones para 15 residencias que podrían llegar a los 600.000 euros.

A sabiendas de que quien tiene una cama tiene un potencial tesoro, cada vez hay ofertas más variopintas de alojamiento en Barcelona desde numerosas plataformas 'on line': hoteles, hostales, pensiones, albergues, residencias, pisos turísticos, habitaciones en casa de un particular, barcos... Un berenjenal, a tenor de que parte de esta actividad se ejerce sin autorización y afecta a la convivencia y a la especulación inmobiliaria. Y aunque la ofensiva contra los pisos por días sin licencia es la cruzada más conocida del ayuntamiento que lidera Ada Colau, no es la única.

EXTRALIMITACIÓN

Durante el mandato de Trias ya se empezó a seguir la pista de las residencias universitarias que extralimitaban su actividad. Desde Barcelona Centre Universitari, que promueve a Barcelona como centro de estudios superiores internacional y facilita el alojamiento de universitarios, han reclamado reiteradamente que se persiga esta práctica ilegal. Finalmente, el consistorio anunció el pasado verano que había abierto expediente a las dos grandes residencias Melon District de Sant Martí y el Poble Sec por funcionar como hoteles encubiertos, una actividad que confirmó tras recibir un informe de inspección telemática de sus webs realizado por Turisme de la Generalitat.

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Notificaron a los afectados en julio el cese de tal actividad hotelera y estos presentaron alegaciones. Pero el juzgado ha rechazado su petición, por lo que el consistorio ha incoado ya expediente sancionador por entre 30.000 y 600.000 euros por "infracción muy grave". En el mismo saco se encuentran ahora otros 13 establecimientos, que según la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, "deberán adecuarse a la normativa". En las próximas semanas se les dictará la orden de restitución de la legalidad urbanística y se les incoará un expediente sancionador de la misma gravedad. El importe final dependerá del beneficio económico que hayan obtenido con la actividad hotelera, demostrable mediante sus registros de huéspedes.

El consistorio no ha querido revelar los datos de los infractores de momento, pero sí que cuatro de ellos se ubican en Ciutat Vella, otros tantos en Gràcia, en el Eixample hay uno, otro en Les Corts, uno más en Horta-Guinardó y un par en Sarrià-Sant Gervasi. Es decir, que no es un fenómeno ligado solo al centro de la ciudad.

SUELO DE EQUIPAMIENTOS

Sanz enfatiza que, para más inri, los presuntos hoteles encubiertos se hallan en suelo calificado de equipamientos. "Es una oferta ilegal que además afecta al día a día de los ciudadanos", aduce. Aunque matiza que el ayuntamiento "no quiere multar constantemente, sino que se cumpla la normativa". Una regulación tan ambigua y compleja en estos casos que las propias administraciones dudan sobre los límites del uso actual de muchas residencias colectivas de alojamiento temporal para estudiantes.

Los 15 expedientes que pueden acabar en multa cuentan solo con licencia de residencia. En cambio, algunos operadores optan por abrir residencias con doble licencia y también pueden ejercer de albergues autorizados, sin que se establezcan proporciones. En sus webs ofrecen las habitaciones por días al público estudiantil, docente o investigador de paso e incluso a alberguistas con carnet. Algo que en la práctica muchos no piden, como ha comprobado este diario, con el estudiante con carpetas mezclado entre el guiri con maletas. A cualquier edad, uno es bienvenido con el único documento que cuenta: la tarjeta de crédito.

MARCHA ATRÁS

Los vecindarios donde se ubican son los primeros en dar cuenta del fenómeno. En Galileu con Remei, como informó este diario, seis comunidades de vecinos han mantenido una cruzada durante meses tratando de frenar un proyecto heredado del anterior gobierno municipal y que, según el actual consistorio y tras leves modificaciones, tendrá luz verde, consistente en una residencia para investigadores. La sospecha vecinal es que el espacio albergaría también a turistas, como sucede en otros establecimientos de Resa. Pero ante el conflicto de convivencia, la empresa decidió dar marcha atrás con el proyecto.