Los secretos de las alturas

EL FOTÓGRAFO Salvador Alimbau dedica un libro a las cúpulas y otro a las tribunas de los edificios de Barcelona, dos elementos arquitectónicos muy poco conocidos de la ciudad

A la izquierda, la cúpula de la Rambla del Prat, 2, y a la derecha, una de las tribunas de la calle Valldonzella, 5.

A la izquierda, la cúpula de la Rambla del Prat, 2, y a la derecha, una de las tribunas de la calle Valldonzella, 5.

CRISTINA SAVALL
BARCELONA

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Bien pocos al andar por las calles de Barcelona levantan la mirada hacia arriba. En dirección al cielo, se encuentran cúpulas, símbolo de poder y de riqueza, y tribunas con maravillosas vidrieras, sobre todo en edificios nobles del Eixample.

El fotógrafo Salvador Alimbau lleva años retratando esas bóvedas que suelen tener forma de una media esfera que cubren todo un edificio o parte de él y esos corredores con vidrieras, que aportan luz al interior de un piso. Ahora acaba de editar dos libros fotográficos sobre Barcelona: uno dedicado a las cúpulas y otro a las tribunas.

«Si alzáramos el cuello y tuviéramos una perspectiva más amplia desde las calles, la mayoría más estrechas de lo que pensamos, descubriríamos una Barcelona desconocida e ignorada: la ciudad de las cúpulas», considera Jaume Vidal, autor de los textos de los dos álbumes de fotos publicados por la editorial Àmbit con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona.

Sobre las tribunas, denominadas galerías en el ámbito doméstico, Vidal apunta que cuando están situadas en la fachada principal son un espacio de apertura al exterior. «En Barcelona forman parte del paisaje arquitectónico. Es la opción más diáfana a la hora de optar por la transparencia del cristal frente a la opacidad de la piedra», asegura. Las tribunas también son un anexo al edificio para ganar espacio que, a su vez, actúa como una fuente natural de energía lumínica, ya que disponen de una área mucho mayor que un balcón o una ventana. «Es un elemento que ayuda a la sostenibilidad ecológica, a pesar de que su origen es anterior a la formulación de este concepto hoy tan vigente», señala Vidal.

Al autor de los textos le extrañó la ausencia de documentación sobre tribunas en los archivos especializados en arquitectura barcelonesa. «En general, no se les ha prestado la atención que merecen. Apenas hay referentes teóricos. Y eso que algunas obras son fantásticas», cuestiona Vidal. Según él, las tiendas a pie de calle hacen que la mirada sea horizontal. «El único edificio que miramos de arriba abajo es la Sagrada Família. Este libro propone un recorrido prestando atención a lo que generalmente ni vemos».

En esa ruta, se perciben cambios contextuales en el concepto de tribuna. «Sobre todo en el paseo de Gràcia, algunas galerías de principales que dan al exterior se han transformado y ahora se utilizan como reclamos publicitario de marcas de lujo con luces y maniquís».

Las cúpulas son dignas de iglesias, palacios, museos, bancos, estaciones de tren y otros inmuebles públicos o culturales como el Palau de la Música, de Lluís Domènec i Montaner, pero en Barcelona también se han edificado preciosas bóvedas en fincas privadas, como la colorida cúpula de la Casa Enric Laplana, en el paseo de Sant Joan, diseñada por Jaume Bernades.