LOS INICIOS

Imma Cabecerán, la pionera culé

El fútbol femenino del Barça arrancó en 1970 impulsado por la mujer que convenció del proyecto a Agustí Montal, el entonces presidente

Un lanzamiento de penalti con el que se resolvió el primer partido de fútbol femenino en el Camp Nou.

Un lanzamiento de penalti con el que se resolvió el primer partido de fútbol femenino en el Camp Nou. / FC BARCELONA / MIQUEL LLORIA

Frederic Porta

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La historia forma una inmensa carpeta plena de compartimentos y niveles. También el Barça guarda lugar para mitos de primer nivel, destacados secundarios y personajes casi olvidados que consiguieron su plaza al protagonizar el instante justo en el lugar indicado, que cincelaron su nombre en la posteridad sin armar ruido. Es el caso de Imma Cabecerán, fallecida la semana pasada, pionera del fútbol femenino en clave azulgrana. Hay que remontarse al otoño de 1970. Imma es una joven de 18 años, muy culé y novia del espléndido interior Pau García-Castany, después consagrado en el Zaragoza. Traba amistad con María Dinarés, seguidora de postín, conocida por todos como la viuda Piera, esposa de quien fuera leyenda en la edad de oro de los felices 20.

50 voluntarias se sumaron a la idea defendida por la esposa de García-Castany, mítico interior

La entusiasta María convence a Imma para que hable con el entonces presidente, Agustí Montal, y le proponga organizar una sección de fútbol femenino, por encima de machismos y las tremendas limitaciones de la época. El presidente la recibe con buenas palabras y posición ambigua, pero días después, un redactor de R.B. convence a Imma para que busque compañeras a través de un anuncio en la revista, difundido el 17 de noviembre, como hizo Hans Gamper a finales del siglo XIX desde las páginas de Los Deportes.

La llamada, bajo el epígrafe Fútbol femenino a la vista, se publica en un lenguaje hoy sonrojante. Imma Cabecerán consigue que se unan a tan impensable iniciativa otras avanzadas a los tiempos, como Carme Nieto, Núria Llansà, Núria Gómez, Vicenta Pubill o Lolita Ortiz. Disputarán un amistoso en la mañana de Navidad, ese será su estreno. 

Solo en medio Camp Nou

Escenario, el Camp Nou. Arrancan las negociaciones. No podrán distinguirse con el nombre de FC Barcelona. Se conformarán con ser la Selección Ciudad de Barcelona que se enfrentará a la UE Centelles. Tampoco podrán vestir la distintiva camiseta y la cambiarán por una blanca. Con el Barça apenas coincidirán en el diseño de medias, aquellas franjas horizontales en azul y grana tan distintivas de la época. Reunirán a 50 voluntarias que entrenarán y pasarán cribas donde hoy está el Miniestadi. 

Las entrenará un mito, Antoni Ramallets, y apenas ocuparán para el estreno la mitad del campo. El partido cuenta con peculiar animación desde megafonía, otro sonrojo del que más vale ahorrarse comentarios. No hay goles y la selección, con Imma como capitana, acaba venciendo a los penaltis. 

Un mito, Antoni Ramallets, era el entrenador en el estreno que acabó en empate sin goles. Y en los penaltis, con Imma de capitana, llegó el triunfo

 A partir de entonces, la Selección se convierte en Peña Femenina Barcelonista, recibirá apoyo material y económico, aunque seguirá sin integrarse plenamente en el club. Al menos, ya visten de azulgrana, aunque sin el preceptivo escudo en forma de olla, y disputan un modesto campeonato de Catalunya, totalmente aficionado. 

Ya en democracia, ocho años después y por fin, la Peña logra el apadrinamiento definitivo del club.

Pero Imma Cabecerán lo ha dejado a poco de arrancar. Se ha casado con Pau y colgado las botas. Opta por un discreto papel como ama de casa y desaparece de la vida pública. Su hija, Anna, será años después portera en el Espanyol.

Sin ambición, ni anhelo de posteridad, Imma Cabecerán lo ha conseguido. La capitana y organizadora será para siempre la pionera del fútbol femenino en el Barça.