EL DERBI DE COPA

Pena máxima de Messi

Leo falla su tercer penalti de los seis que ha lanzado y en Cornellà se acaba la racha culé

Diego López se lanza para detener el penalti a Messi.

Diego López se lanza para detener el penalti a Messi. / periodico

Marcos López

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A veces, un penalti cambia la tendencia. Incluso de un derbi porque todo estaba encaminado en Cornellà para que el Barça continuara invicto. Tuvo hasta tres lanzamientos de falta Messi. Pero no andaba fino en el disparo. Ni siquiera cuando Granero cometió penalti sobre Sergi Roberto se vio la versión auténtica del astro argentino.

El disparo de Leo a su rincón de seguridad, siempre a la izquierda del portero, no le salió nada bien, entre otras razones porque Diego López aprovechó su espectacular envergadura para firmar una majestuosa parada que alteró, ¡y de qué manera!, el paisaje del partido. Esa pena máxima agitó al Espanyol de tal forma que se convirtió en otro equipo impulsado por las gigantescas manos de su guardameta. El Barça, que suele brillar en las segundas partes, desapareció tras ese error.

Un portero, dos penaltis

No era, además, la primera vez que Diego López detenía una pena máxima a Messi. Ya lo hizo, y fue el primero en esta especialidad, cuando guardaba la portería del Villarreal. Ahora lo ha repetido con el Espanyol en una intervención llena de eficacia porque actuó de despertador para el público blanquiazul, mientras ejercía, al mismo tiempo, de somnífero para los azulgranas, sobre todo para Messi. Es, además, el tercer penalti que falla el delantero argentino de los seis que ha lanzado en este curso. Y se suma así a esa racha de desaciertos porque desde que viste de azulgrana lanzó 86 y erró 21, un porcentaje que no se corresponde, curiosamente, con el espectacular acierto que tiene Messi.

Tiene, por lo tanto, una versión absolutamente terrenal, por mucho que no se discuta quien deba lanzarlo. Es Messi y solo Messi. Por ejemplo, cuando el colegiado vasco De Burgos Bengoechea indicó el punto de penalti, lo primero que hizo Rakitic, un especialista con el Sevilla y con Croacia, fue darle la pelota a Messi. Y este, como ya acostumbra, tiró a la izquierda en una acción que tenía más que estudiada y memorizada Diego López. Se lo paró con el Villarreal y se lo paró también con el Espanyol.

Falla Messi uno de cada cuatro penaltis en una clara demostración de que ha ido perdiendo confianza en ese singular arte provocando, al mismo tiempo, la caída azulgrana. No perdía desde agosto con aquel doble duelo ante el Madrid en la Supercopa. Y ahora, tras estar 29 encuentros consecutivos sin perder, el Barça tiene que levantarse. No en la Liga, donde su renta es muy amplia sino en la Copa donde se ve obligado a remontar un 1-0 adverso.

Lo que resultó ciertamente extraño es que Messi, tras su error en el penalti, desapareció del encuentro después de haber completado una buena primera mitad. De pronto, el 10 se ausentó y ni siquiera la presencia a su lado de Luis Suárez, vecino y amigo, le ayudó mucho. En ese zurdazo que repelió Diego López no solo se cambió el partido sino que permitió a Cornellà descubrir que Messi también es humano. Y esa pena máxima castigó al Barça.