LA ESTADÍSTICA - 22 GOLES, EL MEJOR REGISTRO DE LA PRIMERA VUELTA

Messi derrota siempre a Messi

EL PERIÓDICO / BARCELONA

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Cuando se atisba un límite, por lejano que sea, Messi lo destroza. Cuando se detecta un problema (solo llevaba hasta ayer un gol fuera de casa, el de San Mamés), Messi lo resuelve con una potencia asombrosa. Así es Messi, un jugador que como recuerda siempre Guardiola, «toca mirar y disfrutar». Solo eso. Inicialmente, Guardiola lo colocó en la banda derecha porque volvió a situar a Alexis en el centro del ataque. Pero duró poco en esa posición. Lógico. Messi juega por todo el campo.

Aunque le costó entrar un poco en el partido, apenas unos minutos, porque luego fue un vendaval. No únicamente por sus tres goles, cada uno de ellos una obra de arte por su singularidad, dificultad y, sobre todo, por su precisión. ¿Hubo un Messi en La Rosaleda? ¿O eran 10? Establecido el control del encuentro, la estrella, motivada más que nunca, ofreció detalles de generosidad en su sociedad, su nueva sociedad con Abidal. Pero después deslumbró por su apetito voraz en la recuperación del balón antes de firmar tres goles de bandera.

IGUAL QUE CÉSAR / Con su primer gol, un imponente cabezazo, demostró que no se necesita ser un gigante para marcar goles dignos de delanteros del siglo pasado. Así anotó el primer tanto, sosteniéndose en el aire, tal que si reprodujera el vuelo de Roma, antes de iniciar su persecución sobre César, aquel delantero que rompió todos los registros del Barça. Hasta que llegó Messi y lo igualó ayer con sus tres tantos (ambos suman 22 al final de la primera vuelta) demostrando que no hay nadie que le resista.

En el segundo tanto, mientras Alexis ejercía de faro que atraía a la defensa del Málaga, Messi batía con precisión a Willy Caballero, anunciándole lo que se le venía encima en el 0-4. Una jugada messiánica. Desde el medio campo. Con siete toques y otro sutil zurdazo tras tres cambios de ritmo en 40 metros. Messi, simplemente Messi.