Un incendio forestal en Roses afecta a unas 400 hectáreas

ACN / CEDIDA POR JAUME CUSÍ / VÍDEO: EFE / BOMBERS

El incendio forestal de este 21 de febrero en el Cap de Creus es uno de los primeros estragos que deben achacarse a la sequía que sufre España, una amenaza silenciada por la pandemia que se cierne con especial gravedad sobre territorios como la comarca del Alt Empordà. La investigación del siniestro por parte de los Agents Rurals apunta a una quema de rastrojos vegetales como la principal hipótesis que ha provocado fuego declarado este martes en el municipio de Roses (Alt Empordà) y que ha devorado unas 390 hectáreas, según los cálculos del mismo cuerpo de funcionarios de la Generalitat. Pero esa quema agrícola, posiblemente contraria a la normativa, solo ha prendido la mecha. El problema de fondo es que, debido a la escasez de lluvias, sobraba combustible en la zona: la vegetación está tan seca que las llamas se han propagado a una velocidad inconcebible en pleno invierno.