Sánchez advierte a Abascal que no caerá en sus provocaciones

DAVID CASTRO / VÍDEO: EFE

La prueba se vislumbraba sencilla, sin apenas viento en contra, sin apenas riesgos a la vista. Se había tomado la decisión en el Gobierno, no sin debate previo, de que había que salir a la carga contra Vox, entrar en el cuerpo a cuerpo con Santiago Abascal, "desmontar" el escaparate de "propaganda" ultraderechista en que quería convertir el Congreso durante su defensa de la moción de censura. Pedro Sánchez había preparado con su equipo una sesión que en la Moncloa consideraban importante, que se tomaban muy en serio. Pero, al final, cundió una sensación de asombro. El examen de este miércoles en la Cámara baja no revistió complejidades —"ha sido un paseo"— porque el presidente se encontró con un candidato hiperbólico, "un bluf parlamentario", "malísimo" como orador, un dirigente que tiró de sus 'greatest hits' extremistas y poco más, tal y como analizaban, satisfechos, diputados y ministros tras una sesión larga, eterna, pero sorprendentemente menos circense de lo esperado.