Las entrañas de 'Puppy', el West Highland white terrier floral que custodia el Guggenheim de Bilbao

A Jeff Koons se le odia o se le ama. A 'Puppy' sencillamente se le adora. El primero luce el cetro de artista vivo más cotizado del mundo. Ahí está su 'Rabbit', un conejo de acero inoxidable por el cual, en 2019, se pagó la friolera cifra de 91 millones de dólares. ¿Exagerado? La máxima en el mundo del arte es que una obra vale lo que alguien está dispuesto a pagar por ella. Esto no es óbice para la antítesis de sentimientos que despierta el artista americano (Pensilvania,1955): al favor que le rinden los ricos coleccionistas –de Eli y Edythe Broad a François Pinault tienen piezas suyas– se le antepone el desprecio que le demuestra gran parte de la crítica que tilda, como poco, su obra de banal, kitsch, vulgar y hortera, y a él de puro marketing. Más unanimidad concita uno de sus hijos creativos, el susodicho Puppy, que viste forma de inmensa escultura floral (12,4 metros) con aspecto de cachorro de West Highland white terrier frente al Guggenheim de Bilbao.