El chef Albert Raurich pide a gritos que le dejen abrir su restaurante Dos Palillos.

RICARD CUGAT

Como si fuera versión 2.0 de 'El grito', de Munch, el grito de Albert Raurich en Instagram ha conmovido las redes estas últimas horas. No es arte, sino denuncia. No es pintura al óleo, sino vídeo. Y no es sordo como el cuadro expresionista, sino estentóreo, potente, ensordecedor. Un grito "de rabia, de impotencia", resume el chef de Dos Palillos, que ha recibido sentidas felicitaciones y muestras de solidaridad por parte quienes han visto la brevísima pieza: un bucle en el que, agitando con furia la persiana de su restaurante, suplica fuera de sí: "¡Dejadme abrir!". Suma casi 20.000 visualizaciones y casi 250 comentarios, y subiendo.