Curiosidades

¿Qué es el síndrome de la rana hervida?

Lejos de ser aplicable únicamente a la salud y el bienestar personal, esta analogía bien puede emplearse para definir otras problemáticas sociales como el cambio climático

"Me da miedo abrirme al amor": seis señales que indican que ya estamos preparados

¿Se puede manejar la incertidumbre? Siete ejercicios adecuados para ello

Chemsex: ¿qué hay detrás de esta problemática y qué peligros tiene a nivel psicológico?

Una rana descansa sobre una hoja que amarillea en el Parque Nacional de Loango

Una rana descansa sobre una hoja que amarillea en el Parque Nacional de Loango / Michael Nichols / National Geographic

Eduardo Calle

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Antiguamente, existía la creencia de que cuando una rana entraba en contacto repentinamente con agua hirviendo, como es lógico, saltaba; pero, en cambio, si se sumergía en agua tibia y esta se calentaba lentamente hasta hervir, el animal no percibía el aumento de temperatura debido a sus propiedades termorreguladoras, por lo que permanecía sin reaccionar hasta su muerte.

Pese a que, con el tiempo, se ha demostrado que esta premisa era falsa, eso no ha impedido aplicar su analogía al campo de la psicología, donde el conocido como síndrome de la rana hervida comparte varias similitudes con este experimento.

Incapaces de reaccionar

Si bien no se trata de una enfermedad o trastorno como tal, el síndrome de la rana hervida es una parábola que puede resultar realmente útil a la hora de entender que la (poca) importancia que atribuimos a según qué hechos y nuestra consiguiente reacción pueden repercutir en nuestro bienestar.

En pocas palabras, lo que se deduce de esta explicación es que algunos problemas se desarrollan con tal lentitud que muchas veces no se le atribuye la importancia que merecen, lo cual provoca un daño constante –aunque muchas veces imperceptible– que puede terminar desembocando en consecuencias más graves.

El cambio climático, un ejemplo

Lejos de ser aplicable únicamente a la salud y el bienestar personal, esta analogía bien puede emplearse para definir otras problemáticas sociales. El ejemplo más esclarecedor sea, quizás, el del cambio climático.

Pese a haber calado entre la población a lo largo de los últimos años, mucha gente concibe todavía el calentamiento global como un fenómeno cuyas consecuencias a futuro no resultan tan alarmantes en la actualidad. De esta óptica se deriva un ninguneo del problema, que muchas veces se afronta sin otorgarle la importancia que merece.

Perpetuar esta actitud, como tantos expertos alertan, puede provocar efectos irreversibles; de hecho, son muchos los especialistas que afirman que ya nos encontramos en esta etapa.