Huracán Danielle: En caso de alcanzar España, ¿cómo afectaría a Catalunya?

Antes que nada, pongamos las cartas sobre la mesa: las probabilidades de que el huracán Danielle, que se formó como ciclón tropical el jueves a unos 1.000 kilómetros al oeste de las Islas Azores y que este viernes ya ha recibido la calificación de huracán por parte del  Centro Nacional de Huracanes (NHC), afecte a España son "muy bajas", inferiores al 10%, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

"La próxima semana, Danielle se acercará algo más hacia Europa continental pero las probabilidades de que los vientos intensos asociados a este ciclón tropical afecten a España son muy bajas, inferiores al 10% y, en todo caso, podría generar mal estado de la mar en nuestro entorno", ha explicado el portavoz de la AEMET, Rubén del Campo, en unas declaraciones recogidas por Europa Press.

Además, estamos en un pronóstico a una semana vista que hace que tomar de referencia y análisis un modelo meteorológico u otro sea menos la representación de una situación real y más una decisión intencionada para especular sobre una posibilidad real.

Dicho esto, Danielle se ha previsto, localizado, formado e intensificado hasta convertirse en un huracán cumpliendo las previsiones del Centro Nacional de Huracanes de EEUU, siendo el primer ciclón tropical que alcance ese estatus en el que este fenómeno meteorológico produce vientos sostenidos de más de 120 kilómetros por hora.

Sabemos de su origen, sabemos de su fuerza y sabemos de sus potenciales consecuencias. ¿Entonces dónde están las dudas? En su trayectoria.

Y es que un fenómeno como intervienen una multitud de variables meteorológicas como las interacciones atmosféricas y oceánicas, eso sin contar en lo sorpresivo de su ubicación de origen, en una latitud y escala inusual para los ciclones tropicales en el Atlántico, que hace que otras interacciones como las masas de aire polar y subtropical tengan un mayor peso en su evolución.

¿Y si llega a España?

Dicho esto, no hay que desdeñar en absoluto ningún modelo meteorológico, más cuando cada vez están siendo más fiables, incluso a medio plazo, sencillamente hay que saber ponerlo en contexto.

El hecho de alguno de ellos, los que menos pero ahí están, como el modelo ICON, tal y como señala el doctor en Física y Meteorólogo Superior del Estado en la AEMET Juan Jesús González Alemán, vislumbre la posibilidad de que alcance la península Ibérica por Galicia y la cornisa cantábrica, nos permite especular en cómo afectaría en tal situación.

Lo más probable es que Danielle se deje sentir en España como una potente borrasca, y es muy poco probable que lo haga como huracán, nivel que ha alcanzado este viernes y que mantendrá los próximos días favorecido por aguas más cálidas de lo normal y condiciones atmosféricas favorables.

¿El motivo? Tal y como señala la AEMET, a medida que pasen los días Danielle se irá desplazando situándose en aguas más frías donde las condiciones no le permitirán seguir tan bien organizado y comience a debilitarse.

"Sus efectos podrían notarse en forma de fuertes vientos y mal estado de la mar en las islas occidentales de las Azores a partir del miércoles y jueves originando también mal estado de la mar en las zonas oceánicas más próximas a Europa continental", ha subrayado Del Campo.

¿Alguna posibilidad de que se dejase notar en Catalunya?

Ninguna de manera directa e hipotética de manera indirecta. Entre que dos de cada tres modelos indican que la trayectoria de Danielle sería en dirección noreste -camino a las islas británicas-, que en caso de que este ciclón finalmente se pueda dirigir a la península Ibérica lo haría ya como borrasca intensa, y que este tipo de fenómenos suelen perder fuerza en el momento que tocan tierra, Catalunya no se vería en ningún momento afectado de manera directa.

En todo caso, las secuelas de este ciclón se notarían solo si su trayectoria fuera en dirección a la península Ibérica, con la posibilidad de un efecto curioso en el tercio sur peninsular y la vertiente mediterránea por la inyección de viento cálido africano que elevaría las temperaturas de manera muy sensible. Más calor y humedad para recordarnos que estamos aún inmersos en un verano de récord en los termómetros.