Murray, el bravo héroe escocés

Andy Murray, izado por todo el equipo británico, celebra el triunfo en Gante.

Andy Murray, izado por todo el equipo británico, celebra el triunfo en Gante. / periodico

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Gran Bretaña vuelve a tener la Copa Davis en casa. Wimbledon podrá lucir la ensaladera de plata en sus instalaciones 79 años después de que la conquistara por última vez el legendario Fred Perry, cuya estatua preside la entrada del All England Tennis Club de Londres. 

De la mano de Andy Murray, un escocés que nunca ha ocultado sus sentimientos independentistas, el tenis británico ha acabado en Gante una larga travesía del desierto al vencer a Bélgica (1-3). Murray, que ya había devuelto el honor al tenis británico tras conquistar Wimbledon en 2013 y el oro olímpico en el 2012, ha cerrado este domingo el ciclo  de las asignaturas pendientes al lograr el tercer punto de la final ante David Goffin al que se ha impuesto, sobre tierra, en tres sets por 6-3, 7-5 y 6-3. Murray, el bravo héroe escocés, se ha ganado con todos los honores ser nombrado sir por la reina Isabel II, por un triunfo tan histórico como esperado por el inferior nivel de los tenistas belgas.

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Murray ha impuesto en Gante su condición de número 2 mundial ganando los tres partidos que ha disputado. Tres victorias que cierran una temporada en Copa Davis en la que no ha perdido ninguno de los 11 partidos que ha disputado desde la final ante Bélgica hasta las anteriores eliminatorias contra Australia, en semifinales (3-2); Francia en cuartos (1-3), y Estados Unidos, en primera ronda (2-3). «Nunca podía creer que lo hemos conseguido. Lo ansiaba, lo quería por mi país» declaró para acabar con la polémica que ha envuelto su carrera desde que comenzó; esa idea de que Murray es británico cuando gana y escocés cuando pierde.

«Murray es un enorme campeón. Ha estado muy fuerte, monstruoso. Él ha ganado la Copa Davis solo», reconocía Goffin, número 16 mundial, admitiendo su impotencia a pesar de tener el apoyo incondicional en la pista de 10.000 aficionados belgas de los 13.000 que llenaron las tres jornadas el pabellón ferial. «Me acordaré toda la vida de este ambiente y de ver cómo aficionados belgas y británicos han demostrado que el deporte puede superar cualquier miedo», decía Murray recordando que la final se ha jugado en condiciones extremas de máxima alerta antiterrorista en Bélgica por los atentados yihadistas de París.

LA MATANZA DE DUNBLANE

Murray no es ajeno al miedo de los atentados. Él mismo, con apenas nueve años, vivió en primera persona la masacre de Dunblane (13 de diciembre de 1996). Un asesinato múltiple que sucedió en la escuela de primaria a la que iba el tenista y en la que 16 niños y un maestro fueron asesinados durante el ataque perpetrado por Thomas Watt Hamilton, que después se suicidó. Fue el asesinato múltiple de niños más importante en Gran Bretaña y una de las razones, además del tenis, por la que la madre de Murray decidió enviarle a Barcelona con 13 años, a la academia Casal-Sánchez.

Ahora, a sus 28 años, Murray ya ha cumplido con Gran Bretaña, pero lleva camino de convertirse en el mejor tenista británico de la historia. De momento ya tiene un triplete –Copa Davis, Juegos Olímpicos y Wimbledon– que solo habían conseguido antes Andre Agassi Rafael Nadal.